lunes, 23 de julio de 2018

El TDAH y la prisión. ¿Que es antes: el huevo o la gallina?




Estos dias apareció un artículo en el aparecen los resultados de un equipo de investigadores de la Universidad de Oviedo, sobre la relación del TDAH y la criminalidad. El resultado fue que un 30% de los presos evaluados tenía TDAH, y que había más TDAH entre los reclusos divorciados, desempleados y, sobre todo, entre los que habían fracasado en secundaria.
    De hecho, ninguno de los presos con este trastorno había conseguido terminar estudios universitarios.
Muchas veces me encuentro con la mirada angustiada de un familiar viendo esta relación y preguntándose si el hecho que su hijo tenga TDAH significa que va a acabar en prisión, o acabar fumando porros.
Sería complejo saber que es antes, y quizás mi voluntad de ser fiel a la ciencia, me dificulta entrar en la complejidad de la respuesta, pero voy a compartir mi impresión.
Para mí tanto el consumo de porros y como acabar delinquiendo son consecuencias emocionales de un tdah mal llevado. Y antes de que se conociese, eso era lo más frecuente.
De los chavales que acuden con sus padres a consulta, el hecho de empezar a entender el tdah; de empezar a aprender pautas, trucos, modificar hábitos para disminuir su repercusión en el dia a dia; el hecho de tener una medicación que aunque no me lo corrige ayuda en gran manera; la mayor consciencia por parte de los padres de hoy en dia del mundo emocional de los niños; las legislaciones educativas existentes y la existencia de cada vez más consciencia por parte del colectivo de educadores hace que el daño emocional que se desarrolla alrededor de las dificultades en funciones ejecutivas propias del tdah, sea menos.
    Suficientemente menos para si tengo TDAH entender qué dificultades mías me han llevado a sentir un malestar emocional tal sólo calmable por porros, y un odio hacia el mundo tal que me de igual hasta la cárcel, y poder ver algo de luz al final del túnel y empezar a cambiar.

publicado en FOCUS

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