lunes, 7 de junio de 2021

EL TDAH Y ALTERACION ALIMENTARIA

 EDITADO EN REDACCION MEDICA

Algunos desórdenes alimentarios, además, expresan clínica de déficit de atención e hiperactividad

El TDAH se acompaña de alteración alimentaria o incluso la produce
La psiquiatra Montse Pàmias, especializada en el tratamiento del TDAH en comorbilidad con el TCA.


17 nov 2016. 09.30H
SE LEE EN 2 minutos
POR @JAVIERBARBADO
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) a menudo se acompaña de desórdenes alimentarios paralelos o incluso los produce. Al mismo tiempo, alteraciones de la conducta alimentaria expresan síntomas de hiperactividad que no deben confundirse con el TDAH.

Esta triple diferencia en la clínica de los pacientes ha sido recalcada a Redacción Médica por la psiquiatra Montse Pàmias, quien ha llamado la atención sobre el carácter bidireccional del proceso.

“Se da la circunstancia de que un trastorno de conducta alimentaria, en concreto un cuadro de anorexia restrictiva con muy bajo índice de masa corporal, refiere clínica de déficit de atención e hiperactividad sin que se trate de un TDAH –de hecho, al recuperar el paciente el peso desparecen los síntomas–”, ha razonado.

Al mismo tiempo –prosigue– un TDAH da pie per se a más riesgo de obesidad y otras alteraciones inespecíficas (no tanto la anorexia y la bulimia). Y, por último, el TDAH tratado con fármacos deriva en ocasiones, por efecto de éstos, en patología alimentaria vinculada a pérdida del apetito, lo que hace que, en ese caso concreto, el médico deba optar por el medicamento más apropiado (por ejemplo, la atomoxetina, que influye menos en las ganas de comer del enfermo).

Esta serie de circunstancias clínicas ha sido estudiada en dos ensayos recientes dados a conocer por los psiquiatras Francisco Ferre y Pedro Ruiz durante el XII Congreso Hispano Latinoamericano de Trastornos de la Conducta Alimentaria celebrado en Barcelona.

Este foro está organizado, de manera conjunta, por el Instituto de Trastornos Alimentarios (ITA) y la Academia de Desórdenes de la Alimentación (AED, por sus siglas en inglés).

TRASTORNOS DE LA ALIMENTACION Y TDAH

Ansiedad, depresión y trastornos de la conducta alimentariaTrastorno por atracón: el “nuevo” trastorno alimentario


Existen varios tipos de trastornos de la conducta alimentaria, entre los que se encuentran la anorexia, la bulimia y el trastorno de atracones. El trastorno de la conducta alimentaria más común es el trastorno de atracones y también es el que más coincide con el TDAH.

El trastorno de atracones afecta a alrededor del 3,5 por ciento de las mujeres y al 2 por ciento de los hombres en los Estados Unidos. Se estima que un 30 por ciento de todos ellos tiene TDAH. Los investigadores creen que los síntomas del TDAH como la impulsividad y la inatención juegan un papel.

Las personas con el trastorno de atracones presentan episodios recurrentes de atracones en los que ingieren grandes cantidades de comida rápidamente hasta sentirse desagradablemente llenos. A diferencia de la bulimia, no intentan el vómito auto -provocado, el uso de laxantes y diuréticos, el ayuno o el ejercicio excesivo para evitar el aumento de peso. Pero suelen sentirse a disgusto con ellos mismos, deprimidos o avergonzados.

Hemo de destacar que la  obesidad frecuentemente coexiste con el TDAH y con el trastorno de atracones. Los pacientes con tdha suelen comer con la vista, y casi literalmente tragan rápidamente la comida, todo ellos es un rasgo más de impulsividad,  la perdida de peso cuando se pauta tratamiento específico para el tdah , los estimulantes como metilfenidato etc o no estimulantes cono la atomoxetina tiene un efecto de quitar el apetito , por si mismo estos fármacos y por bajar la impulsividad en el paciente,  repercutiendo en la impulsividad al comeré. 10 consejos para una alimentación saludable 10-consejos-para-una-alimentación-saludable

Los expertos creen que las personas con TDAH comen en exceso para satisfacer la necesidad de estimulación que tienen sus cerebros. Los problemas con la que caracterizan al TDAH pueden dificultar el autocontrol y la autorregulación.

La inatención también puede ser un factor determinante. Las personas con TDAH puede que no sean conscientes o no estén enfocadas en sus hábitos alimenticios. Por ejemplo, puede que no reconozcan que tienen hambre y luego terminan comiendo en exceso, o que no presten atención cuando están satisfechas y sigan comiendo.

Estudios nos dan a entender  que existe una relación genética, que existen genes comunes en personas que tienen TDAH, trastorno de atracones y obesidad. Estos genes están involucrados en la transmisión de una sustancia llamada dopamina en el cerebro. Esa transmisión no es muy eficiente cuando se tiene TDAH.

La conexión directa entre la bulimia y el TDAH no es tan sólida como la que existe entre el trastorno de atracones y el TDAH. Sin embargo, los atracones también pueden ser parte de este tipo de trastorno de la conducta alimentaria. Por lo tanto, no es inusual que las personas tengan TDAH y bulimia.   Con relación  a la anorexia, los estudios no indican que esté relacionada con el TDAH. Las conductas asociadas con ambas condiciones son totalmente diferentes. Las personas con TDAH son impulsivas. Las personas con anorexia son compulsivas, y limitan la cantidad de comida que ingieren en lugar de comer en exceso.

Los problemas de salud mental también pueden contribuir con los trastornos de la conducta alimentaria. Dos de los más comunes, la ansiedad y la depresión, a menudo coexisten con el TDAH. Es por ello que los niños con TDAH pueden tener un riesgo aún mayor de padecer un trastorno de la conducta alimentaria si además tienen un problema de salud mental.

El TDAH, los trastornos de la conducta alimentaria y los problemas mentales, como la ansiedad,  deben tratarse como patología comorbidas del tdha

El tratamiento psicológico con  es importante tano para el tratamiento del TDAh como para el trastorno de  los trastornos de conducta alimentaria y otras patologías comorbidas con el tdah . la  terapia cognitivo-conductual  es básica en el tratamiento de estos pacientes especialmente en los adolescentes con tdah y problemas emocionales.

 

 

Síntomas del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en pacientes adultos con trastornos alimentarios

Síntomas del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en pacientes adultos con trastornos alimentarios

    1. [1] Karolinska Institute
  • Localización: RET: revista de toxicomanías, ISSN-e 1136-0968, Nº. 82, 2019, págs. 19-
  • Resumen
    • Antecedentes: se sabe muy poco acerca de la prevalencia de los síntomas del TDAH en la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón y aún menos en otros trastornos de la alimentación. Esta laguna de conocimiento tiene importancia clínica ya que el tratamiento con estimulantes se ha demostrado efectivo en el trastorno por atracón y se discute como una posibilidad para el tratamiento de la bulimia nerviosa. El objetivo de este estudio era explorar la prevalencia y los tipos de síntomas de TDAH autorreportados en un grupo no seleccionado de pacientes con trastornos alimentarios evaluados en una clínica especializada en trastornos alimentarios.

      Métodos: En total se evaluó a 1.165 adultos con un trastorno alimentario, con una batería de instrumentos estandarizados para medir, entre otros, la detección del TDAH, las variables demográficas, los síntomas del trastorno alimentario y la comorbilidad psiquiátrica. Para las variables categóricas se usaron las pruebas de chi-cuadrado y para las variables continuas las pruebas de Kruskal-Wallis.

      Resultados: Casi un tercio (31,3%) de los pacientes puntuaron por encima del punto de corte de cribado indicando un posible TDAH. Las tasas de prevalencia más altas (35-37%) se encontraron en Bulimia Nerviosa y Anorexia Nerviosa, subtipo de atracones y purgas, mientras que los Trastornos de la Conducta Alimentaria No Especificados de otro modo tipo 1-4 y los pacientes con Trastorno por Atracón reportaron ligeramente por debajo de la media (26–31%), y el subtipo restrictivo de anorexia nerviosa incluso más bajos (18%). La presencia de atracones, purgas, pérdida de control sobre la alimentación y el IMC no anoréxico se relacionaron con resultados que indican un posible TDAH. La comorbilidad psiquiátrica se correlacionó con los síntomas del TDAH sin explicar las diferencias entre los diagnósticos de trastornos alimentarios.

      Conclusiones: Existe una alta frecuencia de síntomas de TDAH en pacientes con trastorno por atracón y pacientes con trastorno purgativo que motivan estudios adicionales, en particular con respecto a los efectos de los medicamentos para el TDAH. El hallazgo de que la frecuencia de los síntomas del TDAH en la anorexia nerviosa con atracones / purgas sea tan alta como en la bulimia nerviosa también destaca la necesidad para este grupo.

 

viernes, 17 de enero de 2020

Un alto cociente intelectual retrasa la detección del TDAH

REDACION MEDICA


La inteligencia del niño con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) no está mermada (de hecho a menudo sucede lo contrario). En consecuencia, el rendimiento académico no siempre delata el problema y, a veces, un niño inteligente, pero que padece el trastorno, no da señales que sirvan de alarma a padres y educadores para llevarlo al médico.

Así lo razona Paloma Méndez, neuropsicóloga clínica del Hospital Quirónsalud San José, quien ha subrayado que a muchos pequeños no se les diagnostica el trastorno precisamente por ese motivo.

“Una vez sospechamos que el niño puede tener TDAH, debemos encaminar los pasos hacia su diagnóstico. La determinación del cuadro debe ser siempre multidisciplinar, siendo el eje central el neuropediatra, en colaboración con el psicólogo y el neuropsicólogo, fundamentalmente”, ha añadido.

En el extremo contrario –puntualiza– “en ocasiones se da un sobrediagnóstico y nos encontramos con pequeños con un problema de conducta o con dificultades cognitivas de otra índole que son etiquetados, de forma inadecuada, de TDAH”.

Para tratar de esclarecer el diagnóstico, Méndez recomienda que el clínico ponga el acento en los síntomas nucleares: déficit de atención, hiperactividad e impulsividad.  “No obstante, no es necesario que se den conjuntamente los tres síntomas para presentar el cuadro, ya que hay diferentes subtipos: tipo combinado (con los tres síntomas), predominio hiperactivo-impulsivo y predominio del déficit de atención”, explica.

Un alto cociente intelectual retrasa la detección del TDAH
Paloma Méndez, neuropsicóloga clínica del Hospital Quirónsalud San José

El TDAH condiciona la regulación del sueño, la atención, el funcionamiento ejecutivo, el nivel de actividad y la inhibición de la conducta. “En muchas ocasiones, sus síntomas dificultan la relación del niño con el entorno y es frecuente que se asocie a problemas de comportamiento y a dificultades escolares”, continúa.

‘Pistas’ para que los padres detecten el trastorno

Esta neuropsicóloga clínica señala algunas pistas que los padres deben tener en cuenta para orientar la búsqueda de ayuda.

Entre otras, señala las que siguen: “Que en  el colegio refieran que se dan uno o varios síntomas nucleares del cuadro (déficit de atención, hiperactividad e impulsividad) y que los síntomas aparezcan antes de los seis años de vida y se mantengan al menos seis meses y en todos los contextos (escuela, casa, cuando está con otros familiares, en actividades extraescolares, etc.)”.

Asimismo, resulta necesario “esperar hasta los seis años, pues a nivel madurativo hay diferentes ritmos de desarrollo, lo que puede ocasionar que un niño de cuatro años con aparentes signos de TDAH evolucione normalmente y a los seis no muestre ninguno”.

“La alerta atencional suele ser adecuada, por lo que no debe despistar a los padres que su hijo pueda focalizar bien la atención cuando algo le motiva (por ejemplo, un juego de videoconsola)”, advierte.

“El mejor consejo es que, ante la duda, es menos perjudicial valorar a un niño que no tiene TDAH, que retrasar el diagnóstico precoz al pensar que el pequeño evolucionará normalmente”, recomienda.
Por David Aparicio en Psycciencia

Los estudios internacionales calculan que la prevalencia del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es del 5 % al 7%, convirtiéndolo así en el trastorno más común del neurodesarrollo.
Los síntomas de hiperactividad e impulsividad característicos de este trastorno que no han sido tratados a tiempo se relacionan con conductas de riesgo como el manejo irresponsable, abuso de sustancias y conductas sexuales de riesgo, durante la adolescencia y adultez.
Una investigación longitudinal taiwanesa se concentró específicamente en las conductas sexuales de riesgo y las enfermedades de transmisión sexual de los adolescentes con este trastorno.
Para ello utilizaron el Taiwan National Health Insurance Research Database, una base de datos que incluye al 99% de la población taiwanesa y que les permitió acceder a una cohorte de 17,898 adolescentes y jóvenes adultos diagnosticados con TDAH; y también tuvieron acceso a un grupo control de 71,592 adolescentes sin el diagnóstico y sin enfermedades de transmisión sexual. Los investigadores siguieron los datos a los participantes desde el año 2001 al 2009 y obtuvieron datos relacionados con la conductas de riesgo relacionadas con el VIH, sifilis, gonorrea, clamidia, tricomoniasis, comorbilidad psiquiatría y tratamiento farmacológico para el TDAH.
Al recabar toda esta información el equipo encontró una elevada incidencia de cualquiera de las enfermedades de transmisión sexual y se diagnosticaban más temprano en los adolescentes y adultos con TDAH. Relacionado con la comorbilidad de trastornos mentales, también encontraron una alta prevalencia de los trastornos de la conducta disruptiva, abuso de alcohol y sustancias.
El riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual en jóvenes con TDAH es muy elevado. ¿Qué se puede hacer para prevenir este riesgo?Resultado de imagen de ets
La investigación también encontró que el tratamiento farmacológico para el TDAH redujo entre el 30 y 41% el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual. Lo que significa que un tratamiento adecuado y a tiempo podría ser la clave para evitar las conductas impulsivas de los jóvenes con TDAH y al mismo tiempo reduciría la probabilidad infección de las enfermedades de transmisión sexual.
Referencia del estudio: 1. Mu-Hong Chen, Ju-Wei Hsu, Kai-Lin Huang, Ya-Mei Bai, Nai-Ying Ko, Tung-Ping Su, Cheng-Ta Li, Wei-Chen Lin, Shih-Jen Tsai, Tai-Long Pan, Wen-Han Chang, Tzeng-Ji Chen. Sexually Transmitted Infection Among Adolescents and Young Adults With Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder: A Nationwide Longitudinal Study. Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry, 2018; 57 (1): 48 DOI: 10.1016/j.jaac.2017.09.438

"Los adultos con TDAH están abandonados a su suerte"


Francisco Javier Quintero explica los retos que a día de hoy existen en el diagnóstico del trastorno 

Publicado en Redacion medica 


Aunque cada vez hay más conocimiento sobre el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), aún existen retos en su diagnóstico, sobre todo entre las niñas y los adultos. Así lo asegura Francisco Javier Quintero, jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Infanta Leonor, quien ha explicado a Redacción Médica cuáles son los mayores desafíos que implican que siga habiendo un alto porcentaje de infradiagnóstico. 

¿Sigue habiendo retrasos en el diagnóstico? ¿Qué tiempo promedio se tarda en diagnosticar el trastorno?
Hicimos un estudio hace unos años y desde las primeras interferencias de síntomas que generan disfunción, que suelen aparecer en torno a los seis-siete años, y el primer diagnóstico formal pasa poco más de dos años. Este tiempo en un niño de esa edad es muchísimo. Aunque es la media. Hay a quienes se les ha diagnosticado muy rápido y otros que tardan más.

¿Cuáles son los mayores retos en el diagnóstico a día de hoy?
Deberíamos tomar mayor concienciación en torno a la prevención: en la capacidad de diagnósticos precoces. Hay una tendencia enmarcada en un cierto ‘buenismo’ que realmente ayuda muy poco a los niños. Y tiene que ver con que cuando empezamos a ver los síntomas, en lugar de intentar entenderlos se dice esi de: 'Vamos a esperar'; 'Vamos a dejarlo funcionar a ver esto hacia dónde va...'.

Y lo normal es que estos síntomas no evolucionen bien; si un niño empieza a tener problemas con la atención y le está costando seguir el ritmo del aula, lo razonable es que eso cada vez vaya a más hasta que comience a suspender. Si empieza a ser muy inquieto y muy impulsivo, y le pasa factura en la interacción con los mayores y con sus iguales, la situación tiende a ser cada vez mayor.
 "Los adultos con TDAH están abandonados a su suerte"
Lo que no se puede es no hacer nada. Tenemos que observar cuando un niño empieza a tener problemas e intervenir cuando comiencen las disfunciones para él o para el entorno.
Dice que hay un cierto buenismo.
Hay una tendencia muchas veces a decir que hay que esperar y ver cómo evoluciona. Estoy de acuerdo en que muchas veces si la disfunción o los problemas son leves efectivamente hay que observar, intentando corregir aquellas cosas que no están funcionando. Lo que no quiere decir no hacer nada.

"Hay una tendencia enmarcada en un cierto 'buenismo' que realmente ayuda muy poco a los niños con TDAH"
Aquí parece que todo se trata de poner o no medicación. Hay muchas cosas para hacer alrededor de un niño con TDAH, como por ejemplo trabajar con los padres. Un programa de psicoeducación con los progenitores debería aparecer en el minuto uno de la sospecha de trastorno. Desde que empieza a ser inquieto, inatento  e impulsivo, hay que ayudar a sus padres a entender lo que ocurre y a saber cómo pueden reconducir el funcionamiento de su hijo.

Y desde luego, las aulas. Los colegios son espacios privilegiados tanto para poder detectar posibles casos de TDAH como para empezar a hacer pequeñas cosas en el día a día de los niños, que desde luego mejoran mucho su calidad de vida.

En este sentido, ¿cree que hace falta hacer más trabajo entre los profesionales sanitarios y los docentes para que sepan en qué consiste el TDAH y puedan reconocerlo?

Hace falta hacer mucho más trabajo, sí.

¿Por qué se sigue diagnosticando menos a las niñas?

Porque los síntomas (la atención, hiperactividad, impulsividad) las niñas tienden a ser más inatentas que inquietas, lo cual hace que la inatención pase más desapercibida. Cuando un niño es muy inquieto en el aula se ve muy rápido. Cuando es una niña inatenta que está en su mundo, no da problemas  y va aprobando, pues nadie hace nada. En general, nadie se da cuenta de que se pierde la mitad de las cosas que pasan en la clase por estar abstraída.

Hasta que empieza a suspeder, porque la exigencia aumenta al final de la Primaria o al principio de la Secundaria, y de repente saltan las alarmas de 'qué ha pasado'. Y lo que ha pasado es que la niña lleva seis años sin enterarse bien.

Aquí volvemos un poco al trabajo de los docentes.

Claro. Y sobre todo poner el foco donde creo que hay que ponerlo, que es en el déficit de atención, no en la hiperactividad. La hiperactividad es sin duda un síntoma muy importante dentro de la triada del TDAH, pero más importante es el déficit de atención. Es lo que más tiene que ver con la complicación de los niños de cara a la adquisición de un buen aprendizaje y unas buenas habilidades sociales.

¿Cómo están diagnosticando ahora y cómo se debería diagnosticar el déficit de atención?

Va mucho por barrios. Lamentablemente todavía en el mundo del TDAH hay gente que se permite tener opiniones pseudocientíficas o de corte machista. Yo jamás he visto a los cardiólogos discutir sobre la existencia de la insuficiencia cardiaca, pero sí he visto a los profesionales de la salud mental discutir sobre este trastorno.

Yo muchas veces digo que si el TDAH no existe llamémosle de otra manera, pero si son niños inquietos, inatentos e impulsivos, que les cuesta seguir el ritmo en el aula e interaccionar con los iguales, habrá que llamarlos de alguna forma. Porque habrá que hacer algo con esos pequeños. Desde luego la solución no es no hacer nada, como tampoco la es culpar a las madres de que educan mal a sus hijos.

"Hay que poner el foco en el síntoma de déficit de atención"
El problema aquí, como digo, va por barrios. Hay áreas donde todo funciona fenomenal, la gente está bien concienciada y se ofrece una atención precoz. Y va así desde las aulas hasta los profesionales de Atención Primaria, y por supuesto los equipos de Salud Mental.

Hay colegios con una concienciación estupenda, y en cuanto aparece algo que hace sospechar montan un circuito para que alguien evalúe a ese niño o niña y seamos capaces de saber si lo que le pasa es normal o hay que hacer algo. Y lo mismo pasa en AP. Hay mucho médico muy concienciado, que desde el principio le ponen el acento necesario conforme a las necesidades del paciente.

Si se hace y bien es muy sencillo. Muchas veces me encanta ver TDAH que son muy fáciles de manejar. A mí me complica cuando aparece un niño en la adolescencia consumiendo hachís, fracasado escolarmente, con trastorno de conducta. Ahí a veces nos las vemos y nos las deseamos para enderezarlo, cuando años antes solo era inatento, algo inquito y un poco impulsivo además.

¿La patología dual hace importante que se diagnostique pronto el trastorno?

Me gusta referirme al TDAH como un factor de riesgo evolutivo, es decir, es importante porque ensombrece el pronóstico de quien lo padece. Y lo ensombrece en muchas áreas, siendo una muy relevante desde el punto de vista de la salud mental: la comorbilidad.

Puede haber trastornos de conducta, ansiedad, depresión, aprendizaje… pero hay otras comorbilidades que para mí, si cabe, son tan o más importantes. Tienen que ver con que el TDAH multiplica el riesgo de fracaso escolar, el consumo de drogas y los accidentes de circulación.

¿Qué ocurre con los adultos con TDAH?

Que están abandonados a su suerte. El problema fundamental es que en la edad adulta el diagnóstico es muy complejo. Hay muy pocos profesionales hoy por hoy en España que comprendan y diagnostiquen y, por supuesto, traten bien el TDAAunque cada vez hay más conocimiento sobre el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), aún existen retos en su diagnóstico, sobre todo entre las niñas y los adultos. Así lo asegura Francisco Javier Quintero, jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Infanta Leonor, quien ha explicado a Redacción Médica cuáles son los mayores desafíos que implican que siga habiendo un alto porcentaje de infradiagnóstico.

¿Sigue habiendo retrasos en el diagnóstico? ¿Qué tiempo promedio se tarda en diagnosticar el trastorno?

Hicimos un estudio hace unos años y desde las primeras interferencias de síntomas que generan disfunción, que suelen aparecer en torno a los seis-siete años, y el primer diagnóstico formal pasa poco más de dos años. Este tiempo en un niño de esa edad es muchísimo. Aunque es la media. Hay a quienes se les ha diagnosticado muy rápido y otros que tardan más.

¿Cuáles son los mayores retos en el diagnóstico a día de hoy?

Deberíamos tomar mayor concienciación en torno a la prevención: en la capacidad de diagnósticos precoces. Hay una tendencia enmarcada en un cierto ‘buenismo’ que realmente ayuda muy poco a los niños. Y tiene que ver con que cuando empezamos a ver los síntomas, en lugar de intentar entenderlos se dice esi de: 'Vamos a esperar'; 'Vamos a dejarlo funcionar a ver esto hacia dónde va...'.

Y lo normal es que estos síntomas no evolucionen bien; si un niño empieza a tener problemas con la atención y le está costando seguir el ritmo del aula, lo razonable es que eso cada vez vaya a más hasta que comience a suspender. Si empieza a ser muy inquieto y muy impulsivo, y le pasa factura en la interacción con los mayores y con sus iguales, la situación tiende a ser cada vez mayor.

Lo que no se puede es no hacer nada. Tenemos que observar cuando un niño empieza a tener problemas e intervenir cuando comiencen las disfunciones para él o para el entorno.

Dice que hay un cierto buenismo.

Hay una tendencia muchas veces a decir que hay que esperar y ver cómo evoluciona. Estoy de acuerdo en que muchas veces si la disfunción o los problemas son leves efectivamente hay que observar, intentando corregir aquellas cosas que no están funcionando. Lo que no quiere decir no hacer nada.



Aquí parece que todo se trata de poner o no medicación. Hay muchas cosas para hacer alrededor de un niño con TDAH, como por ejemplo trabajar con los padres. Un programa de psicoeducación con los progenitores debería aparecer en el minuto uno de la sospecha de trastorno. Desde que empieza a ser inquieto, inatento  e impulsivo, hay que ayudar a sus padres a entender lo que ocurre y a saber cómo pueden reconducir el funcionamiento de su hijo.

Y desde luego, las aulas. Los colegios son espacios privilegiados tanto para poder detectar posibles casos de TDAH como para empezar a hacer pequeñas cosas en el día a día de los niños, que desde luego mejoran mucho su calidad de vida.

En este sentido, ¿cree que hace falta hacer más trabajo entre los profesionales sanitarios y los docentes para que sepan en qué consiste el TDAH y puedan reconocerlo?

Hace falta hacer mucho más trabajo, sí.

¿Por qué se sigue diagnosticando menos a las niñas?

Porque los síntomas (la atención, hiperactividad, impulsividad) las niñas tienden a ser más inatentas que inquietas, lo cual hace que la inatención pase más desapercibida. Cuando un niño es muy inquieto en el aula se ve muy rápido. Cuando es una niña inatenta que está en su mundo, no da problemas  y va aprobando, pues nadie hace nada. En general, nadie se da cuenta de que se pierde la mitad de las cosas que pasan en la clase por estar abstraída.

Hasta que empieza a suspeder, porque la exigencia aumenta al final de la Primaria o al principio de la Secundaria, y de repente saltan las alarmas de 'qué ha pasado'. Y lo que ha pasado es que la niña lleva seis años sin enterarse bien.

Aquí volvemos un poco al trabajo de los docentes.

Claro. Y sobre todo poner el foco donde creo que hay que ponerlo, que es en el déficit de atención, no en la hiperactividad. La hiperactividad es sin duda un síntoma muy importante dentro de la triada del TDAH, pero más importante es el déficit de atención. Es lo que más tiene que ver con la complicación de los niños de cara a la adquisición de un buen aprendizaje y unas buenas habilidades sociales.

¿Cómo están diagnosticando ahora y cómo se debería diagnosticar el déficit de atención?

Va mucho por barrios. Lamentablemente todavía en el mundo del TDAH hay gente que se permite tener opiniones pseudocientíficas o de corte machista. Yo jamás he visto a los cardiólogos discutir sobre la existencia de la insuficiencia cardiaca, pero sí he visto a los profesionales de la salud mental discutir sobre este trastorno.

Yo muchas veces digo que si el TDAH no existe llamémosle de otra manera, pero si son niños inquietos, inatentos e impulsivos, que les cuesta seguir el ritmo en el aula e interaccionar con los iguales, habrá que llamarlos de alguna forma. Porque habrá que hacer algo con esos pequeños. Desde luego la solución no es no hacer nada, como tampoco la es culpar a las madres de que educan mal a sus hijos.



El problema aquí, como digo, va por barrios. Hay áreas donde todo funciona fenomenal, la gente está bien concienciada y se ofrece una atención precoz. Y va así desde las aulas hasta los profesionales de Atención Primaria, y por supuesto los equipos de Salud Mental.

Hay colegios con una concienciación estupenda, y en cuanto aparece algo que hace sospechar montan un circuito para que alguien evalúe a ese niño o niña y seamos capaces de saber si lo que le pasa es normal o hay que hacer algo. Y lo mismo pasa en AP. Hay mucho médico muy concienciado, que desde el principio le ponen el acento necesario conforme a las necesidades del paciente.

Si se hace y bien es muy sencillo. Muchas veces me encanta ver TDAH que son muy fáciles de manejar. A mí me complica cuando aparece un niño en la adolescencia consumiendo hachís, fracasado escolarmente, con trastorno de conducta. Ahí a veces nos las vemos y nos las deseamos para enderezarlo, cuando años antes solo era inatento, algo inquito y un poco impulsivo además.

¿La patología dual hace importante que se diagnostique pronto el trastorno?

Me gusta referirme al TDAH como un factor de riesgo evolutivo, es decir, es importante porque ensombrece el pronóstico de quien lo padece. Y lo ensombrece en muchas áreas, siendo una muy relevante desde el punto de vista de la salud mental: la comorbilidad.

Puede haber trastornos de conducta, ansiedad, depresión, aprendizaje… pero hay otras comorbilidades que para mí, si cabe, son tan o más importantes. Tienen que ver con que el TDAH multiplica el riesgo de fracaso escolar, el consumo de drogas y los accidentes de circulación.

¿Qué ocurre con los adultos con TDAH?

Que están abandonados a su suerte. El problema fundamental es que en la edad adulta el diagnóstico es muy complejo. Hay muy pocos profesionales hoy por hoy en España que comprendan y diagnostiquen y, por supuesto, traten bien el TDAH en la edad adulta.

Si se trata de una continuación del tratamiento del paciente que inició sus andanzas con el diagnóstico de TDAH durante la infancia o adolescencia y se hace mayor, es más fácil verlo. En pacientes que cuando eran jóvenes y adolescentes nadie les diagnosticó y hoy tienen más de 20 años… van como pueden. Es complicado. Ahí hay una carencia importante en lo que al TDAH se refiere: en el diagnóstico y el manejo del adulto.

¿Qué cree que se puede hacer para mejorarlo?

Pues como en casi todos los problemas en salud en general, hay que formar y capacitar a los profesionales en el diagnóstico y trataiento de estos pacientes. Nadie diagnostica lo que no conoce. Pero si sabes lo que es, entonces eres capaz de detectarlo en tus pacientes y ver qué el síntoma podría ser a raíz de un TDAH.

Entonces eres capaz de explorarlo adecuadamente e, incluso, de pedir ayuda externa. A veces uno no tiene por qué tener todas las herramientas, pero tiene que sospechas. Si no es capaz de manejarlo, que sea capaz de derivarlo a alguien que sea capaz de evaluarlo H en la edad adulta.

Si se trata de una continuación del tratamiento del paciente que inició sus andanzas con el diagnóstico de TDAH durante la infancia o adolescencia y se hace mayor, es más fácil verlo. En pacientes que cuando eran jóvenes y adolescentes nadie les diagnosticó y hoy tienen más de 20 años… van como pueden. Es complicado. Ahí hay una carencia importante en lo que al TDAH se refiere: en el diagnóstico y el manejo del adulto.

¿Qué cree que se puede hacer para mejorarlo?

Pues como en casi todos los problemas en salud en general, hay que formar y capacitar a los profesionales en el diagnóstico y tratamiento de estos pacientes. Nadie diagnostica lo que no conoce. Pero si sabes lo que es, entonces eres capaz de detectarlo en tus pacientes y ver qué el síntoma podría ser a raíz de un TDAH.

Entonces eres capaz de explorarlo adecuadamente e, incluso, de pedir ayuda externa. A veces uno no tiene por qué tener todas las herramientas, pero tiene que sospechas. Si no es capaz de manejarlo, que sea capaz de derivarlo a alguien que sea capaz de evaluarlo