sábado, 16 de mayo de 2009


EL 20% DE LOS ADULTOS QUE SUFREN ADICCIONES SON HIPERACTIVOS


En los últimos años el porcentaje de enfermedades duales ha aumentado. El TDAH se encuentra oculta tras muchos adultos que acuden al médico por problemas para desintoxicarse de sus adicciones.
Un nuevo libro intenta resolver las dudas de los médicos de familia sobre esta comorbilidad realizado por el Psiquiatra Nestor Szerman. Un 20% de las personas que sufren adicciones no son drogadictos ni alcohólicos… Estos enfermos ocultan otros problemas de salud Cristales, bolsas tiradas, hielos derretidos y litros de alcohol esparcidos por las aceras. Es el botellón.
La diversión más extendida entre los jóvenes. ¿Pero y si esta diversión se convierte en costumbre? El alcohol junto a otras sustancias adictivas como el cannabis o la cocaína pueden tapar enfermedades que se encuentran de trasfondo. Una de ellas es la patología dual que la padecen aquellas personas que sufren una enfermedad como el TDAH y, además, conductas adictivas a sustancias tóxicas.Una de las patologías mentales más extendida entre los niños es el déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Varios estudios indican que más del 50% de los niños que sufren esta patología en su infancia tienen riesgo de sufrir una conducta adictiva al llegar a adulto. Por esa razón, es importantísima la motivación y el entorno familiar y escolar para que el niño llegue a ser un adulto realizado y sin adicciones.
Hay un elevado porcentaje de adultos con adicciones a la cocaína, al cannabis, y, a otras sustancias que realmente padecen una patología dual, es decir, que también padecen una enfermedad psiquiátrica. En muchas ocasiones, estos adultos consumen de forma compulsiva estas sustancias, cola o tabaco porque sienten que se encuentran mejor y alcanzan el rendimiento necesario para desarrollar con normalidad su trabajo y funciones diarias. “No es que sean drogadictos es que necesitan estas sustancias para poder trabajar y estar centrados. En nuestras consultas más de un 20% de los adultos que padecen algún tipo de conducta adictiva sufren realmente TDAH (Trastorno de Hiperactividad). Esa es la enfermedad que hay que tratar. No son drogadictos. Necesitan estas sustancias para funcionar en su día a día” existe una gran dificultad diagnóstica entre las enfermedades mentales y las adicciones. Una enfermedad lleva a la otra y este sufrimiento de los pacientes y sus familias se puede evitar. “Si los médicos nos damos cuenta que un adicto a la cocaína u otra sustancia sufre hiperactividad y por eso sufre esa adicción, le podemos tratar con fármacos como el metilfenidato y su adicción desaparece porque hemos averiguado la causa. Un gran porcentaje de los adictos no son “drogadictos”, como se les juzga, sino que son enfermos que necesitan estos estimulantes para poder vivir normalmente.,

domingo, 26 de abril de 2009

PATOLOGIA DUAL Y TDAH



Este artículo, cuyo primer autor es Stephen Faraone, uno de los autores más conocidos y prolíficos en este campo, aborda una controvertida pero evidente realidad clínica que es el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) en su versión adulta o cronificada.El reconocimiento de la persistencia del TDAH en edad adulta nos permite redescubrir a esos pacientes “difíciles” que tenemos desde hace tiempo, y que no hemos sabido valorar ni por tanto abordar en toda su complejidad en el campo de la patología dual. Trastornos comórbidos pueden enmascarar los síntomas del propio TDAH o complicar posteriormente la respuesta al tratamiento. La comorbilidad puede ser la punta del iceberg del TDAH, que permanece oculto, muchas veces detrás de una variedad de diagnósticos a los que se suma el abuso y la dependencia a una variedad de sustancias.Originariamente se creía que éste trastorno se circunscribía exclusivamente a la infancia. A lo largo de los últimos treinta años se ha ido reconociendo cada vez más la persistencia de los trastornos por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) en edades adultas.La realidad clínica muestra que en muchos casos este primer diagnóstico de TDAH se establece en la edad adultas, aunque los diagnósticos válidos de TDAH en adultos tienen una historia evolutiva clara de síntomas que ya se manifestaron en la infancia. El artículo que comentamos este mes nos ofrece una revisión actual del diagnóstico, la epidemiología y el tratamiento del TDAH en adultos.Los principales problemas que se encuentran los clínicos en el diagnóstico de TDAH en adultos se basan en la determinación de que el adulto cumplió en su infancia los criterios de TDAH, ya que como sugieren algunos estudios, solo el 25 % de los adultos con TDAH fueron diagnosticados en la infancia. Existen otros estudios como el de Faraone y Biederman que hablan de la necesidad de bajar el umbral de calificación al establecer estos diagnósticos retrospecti
vos, aún con el riesgo incrementar falsos positivos.Hay autores que recomiendan la revisión del criterio de edad de inicio del DSM-IV. Los estudios del TDAH de inicio tardío sugieren que la edad del DSM es demasiado baja sugiriendo que sería válido establecerlo en la adolescencia alrededor de los 12 o 13 años, no habiéndose observado diferencias en el patrón comorbilidades psiquiátricas entre los adultos con un inicio tardío del TDAH y los que cumplían el criterio del DSM-IV de edad de inicio.Se ha demostrado que alrededor de dos tercios de los pacientes que cumplían en la infancia los criterios diagnósticos del TDAH, continuarán teniendo síntomas de TDAH en edades adultas, que producirán alteraciones funcionales. Autores como Barkley sugieren que estos síntomas son excesivamente restrictivos para el diagnóstico del trastorno en adultos. Este autor establece una serie de criterios para un mejor diagnóstico diferencial con otros trastornos psiquiátricos. Los síntomas que mejor discriminaron los casos de TDAH de los casos de adultos con otros trastornos fueron: tomar decisiones de forma impulsiva; tener dificultades en detener actividades o conductas cuando ello debe hacerse; iniciar proyectos o tareas sin leer o escuchar atentamente las instrucciones; poco cumplimiento de las promesas; dificultades para hacer cosas en el orden correcto, y conducir a una velocidad excesiva.
Estos seis ítems clasifican correctamente el TDAH con una exactitud del 85%.El enfoque en las alteraciones funcionales es central para el diagnóstico de TDAH, sobre todo en un adulto que no tiene un diagnóstico de TDAH desde la infancia. Los tres dominios más alterados funcionalmente en adultos con TDAH son el educativo, el de las responsabilidades domésticas y el laboral, en orden decreciente de alteración.El artículo también hace una revisión de los últimos estudios epidemiológicos estableciendo una prevalencia, entre el 1,2 y el 7,3%, con un promedio del 3,4% siendo más habitual en varones, en países de ingresos elevados, nivel de formación inferior y raza blanca no latinos.La comorbilidad que presenta el TDHA con otros trastornos mentales es más frecuente con trastornos de ansiedad, estado de ánimo y abuso de sustancias o patología dual. Este fenómeno se da más en grupos de edad comprendido entre los 30 y 44 años de edad, no difiriendo en función de sexo. Alrededor del 24-35% de los adultos con TDAH han presentado antecedentes de trastorno disocial y trastorno negativista desafiante. Este hecho es más habitual en el TDAH pediátrico.Patología Dual en TDAHUn dato a destacar, como hemos comentado, es la alta tasa de patología dual en estos pacientes, siendo la prevalencia durante toda la vida de alcoholismo y de trastornos por abuso de sustancias entre el 21 y el 53%. Los trastornos por abuso de Cannabis y cocaína también son relativamente comunes en adultos con TDAH. También se ha demostrado que el tabaquismo es más prevalente en adultos con TDAH. Si además existe un trastorno disocial comórbido o un trastorno bipolar comórbido, se incrementan el riesgo de alteraciones por abuso o dependencia de sustancias.En la literatura científica encontramos que los estudios realizados en patología dual en el TDAH han revelado que el 52% de pacientes diagnosticados en la infancia presentaba problemas de alcohol y otras drogas
a lo largo de la vida, mientras que en la población sin TDAH es del 27%. Las personas con un TDAH en la infancia inician el consumo de sustancias a una edad más temprana y la evolución hacia un abuso o dependencia es más rápida que en las personas que no padecen un TDAH. Es por ello muy importante el diagnós¬tico precoz y tratamiento de este trastorno en la infancia para prevenir posteriormente el consumo de drogas en la adolescen¬cia. También se ha observado que los pacientes que consultan por problemas derivados del consumo de sustancias muestran una mayor prevalencia de TDAH. Se estima que entre el 31 y el 75% de pacientes con dependencia al alcohol, el 35% de pa¬cientes cocainómanos, el 17% de los pacientes en tratamiento de mantenimiento con metadona, y un número muy importante de los dependientes al cannabis, cumplen criterios de TDAH. La evolución de ellos en el tratamiento de la dependencia de drogas es peor, y tienen más riesgo de recaídas en el consumo de sustancias tras la desintoxicación.Para finalizar el artículo nos muestra cuales son las últimas tendencias en el tratamiento de estos pacientes. Las medicaciones estimulantes, en especial las formulaciones de liberación prolongada, constituyen la estrategia de control de primera línea tanto en el TDAH. La FDA ha aprobado dos estimulantes no disponibles aun en España para el tratamiento del TDAH de adultos: las sales mixtas de anfetamina de liberación prolongada y el dimesilato de lisdexanfetamina. En cuanto a los fármacos no estimulantes en adultos, la FDA ha aprobado la atomoxetina, especialmente eficaz en adultos con TDAH y depresión comórbida. Aún, con todo este arsenal terapéutico, el gran reto de esta patología es llegar a un diagnóstico correcto y en consecuencia un tratamiento adecuado. En la actualidad hay estudios que demuestran que tan solo es tratado un 11% de los adultos con TDAH.

jueves, 15 de enero de 2009

TDAH UN PROBLEMA ACTUAL


El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es un trastorno del desarrollo normal del niño, manifestado por una exagerada e inapropiada hiperactividad, impulsividad y dificultad para mantener la atención.

Su etiología no es desconocida. El diagnóstico se fundamenta en criterios clínicos recogidos en la 4.ª edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV). Una detección y tratamiento precoces ayudarán a controlar los síntomas, mejorando el aprendizaje escolar y las interacciones sociales. Objetivo. Describir las características epidemiológicas y clínicas de los pacientes con TDAH valorados en la consulta de Neurología Pediátrica del Hospital Universitario de Salamanca durante un período de 2 años. Material y métodos. Estudio observacional transversal, en niños diagnosticados de TDAH en la consulta de Neurología Pediátrica desde enero de 2004 hasta diciembre de 2005, ambos meses inclusive. Se analizan las variables de edad, sexo, antecedentes personales y familiares relacionados con el TDAH, síntomas al diagnóstico, tratamiento y respuesta terapéutica. Resultados. El número de niños estudiados fue de 83 (87 % de varones). El 32,5 % fueron diagnosticados durante el período de estudio. El 84 % de los pacientes tenían edades comprendidas entre los 3 y los 8 años en el momento del diagnóstico. La principal vía de derivación a la consulta fue a través de los equipos psicopedagógicos del Ministerio de Educación. Se hallaron antecedentes familiares relacionados con TDAH en un 38,5 % de los pacientes, entre los cuales destacaban: ansiedad, depresión, epilepsia, debilidad mental y TDAH. La mitad de los pacientes tenían antecedentes personales de interés: prematuridad (16,5 %), síndrome fetal alcohólico (SFA) (14,4 %), crecimiento intrauterino retardado (CIR) (4,8 %) y convulsiones (19,2 %). La asociación de déficit de atención e hiperactividad se observó en el 65 %. El déficit de atención como único síntoma se observó en un 7,2 % de los casos. Más de un tercio de los pacientes presentaron retraso motor. Se constató un retraso escolar en el 62 % de los niños y del lenguaje, en un 41 %. Ambos retrasos se asociaron en un 20,3 % de los niños. En 44 pacientes se realizó un estudio psicométrico; se halló un cociente intelectual inferior al normal en el 40 %. El tratamiento con metilfenidato se pautó en el 65 % de los niños, manifestando efectos secundarios el 27,7 % de los niños tratados (anorexia, cefalea y alteraciones del sueño).




La evolución con tratamiento multidisciplinario fue favorable, con mejoría del comportamiento y del rendimiento escolar en un 61 % de los niños valorados. Conclusiones. El TDAH presenta una elevada incidencia, predominando en varones de 3-8 años. Los antecedentes familiares y personales están presentes en la mitad de los pacientes. El principal motivo de la derivación a la consulta médica fue el retraso escolar. El subtipo clínico predominante es la combinación de déficit de atención e hiperactividad con predominio de la hiperactividad. La asociación del retraso motor y del lenguaje es frecuente en estos niños. El tratamiento con metilfenidato fue efectivo en un porcentaje elevado de niños.

jueves, 8 de enero de 2009

Trastorno Limite de la Personalidad y TDAH

El trastorno límite de la personalidad se caracteriza por un patrón persistente de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la persona a menudo pasa de idealizar en exceso a los demás a un absoluto rechazo de los mismos.


La persona no soporta la soledad y lleva a cabo grandes esfuerzos para evitar ser abandonada, tanto si el abandono es real o imaginario. Presentan a su vez un cambio rápido de emociones y sensaciones crónicas de vacío.

La imagen de sí misma que presenta la persona con trastorno límite puede ser muy inestable y su identidad muy alterada debido a que normalmente recurren al apego a los demás para centrarse. Otra característica reseñable es la impulsividad, la cual puede manifestarse en los gastos de dinero, el juego, relaciones sexuales inesperadas, intoxicaciones con alcohol u otras drogas, etc. La persona puede recurrir a amenazas de suicidio o llevar acabo intentos de suicidio o conductas autolesivas.


Suelen presentar una fuerte ira con enormes dificultades para controlarla, lo cual da lugar a enfados recurrentes e incluso a peleas físicas. El trastorno límite de la personalidad forma parte, junto con los trastornos histriónico, antisocial y narcisista de la personalidad, del denominado "grupo dramático" de los trastornos de la personalidad, también conocido como "impulsivo" o "emocional". El trastorno límite de la personalidad frecuentemente presenta comorbilidad con depresión y distimia, ansiedad ante la separación y problemas interpersonales. También es frecuente el abuso de alcohol y otras drogas




El trastorno Limite de la personalidad se asocia al TDAH como cuadro asociado o comorbido


NOTA Revisado la estadistica de visitas y al ver que este tema de TLP tiene muchas visitas y por el interes que he visto adjunto una ampliacion del TRASTORNO LIMITE DE LA PERSONALIDAD, es una ampliacion a la primera publicacion que he puesto en el blog, algunos conceptos se repiten y otros mas son ampliados por ello lo añado, por si alguno de los lectores quire mas informacion





Características generales Trastorno límite de Personalidad.


Inestabilidad en el estado de ánimo, la identidad, la autoimagen y la conducta interpersonal. Algunos los denominan "niños grandes" que no quieren crecer. En general este tipo de pacientes responde a los siguientes esquemas cognitivos: Son muy inseguros de si mismos. Tienen una mala autoimagen. Tienden a abandonarse en exceso. Nada puede compensarles su gran vacío interior. Manifiestan casi obsesivamente deseos por una gran variedad de objetos. Una vez conseguidos ya están buscando otro nuevo objetivo a lograr. Son muy dependientes de las personas con las que conviven. La posibilidad de sufrir un abandono real o imaginario de las personas de las que dependen, o de enfrentarse a responsabilidades importantes, les puede crear situaciones de extrema tensión y violencia.


Están en un casi constante estado de ansiedad. Dificultad para el estudio y la concentración. En ocasiones su cólera domina su conducta.


Descontrol en la alimentación. Anorexia y/o Bulimia. Abuso del alcohol, drogas, etc. No pueden controlar sus sentimientos y emociones. Pasan de estados eufóricos a depresivos en cuestión de minutos . No suelen cumplir sus compromisos. Abandonan terapias, estudios, trabajos, etc. Son terriblemente receptivos y tienen una gran capacidad para la manipulación. En general culpan de todos sus problemas a las personas con las que conviven. Degradan o ensalzan a las personas muy rápidamente. Algunas veces sufren crisis de pánico. Algunos tienen una gran dificultad para retener los mensajes verbales o escritos que acaban de recibir. "Parece que no nos escuchan".... En muchos casos estos enfermos han tenido muchos problemas en su niñez. Hiperactividad, agresividad, etc. Su educación y relación social y familiar ha sido muy problemática. No han podido recibir un diagnóstico claro, hasta que coincidiendo con un cambio hormonal el síndrome TLP se ha manifestado en toda su magnitud. En muchos casos hay antecedentes familiares por parte de alguno o ambos padres, con problemas mentales, drogas o alcoholismo. Ante situaciones extremas a veces buscan el suicidio. El 10% de los que lo intentan, lo consiguen. Todo ello origina un gran desconcierto al comprobar que los métodos educativos normales no funcionan. Nuestros esfuerzos por explicarles su situación o la realidad en que viven, parece no ser escuchado. La convivencia con estos enfermos es una constante lucha de poderes para intentar llevarles por el camino de la normalidad. Es muy difícil conseguirlo y el fracaso familiar se manifiesta de muchas formas. (Separaciones, depresiones, etc). Realmente la vida cambia para toda la familia. Definición Un trastorno de personalidad en general se caracteriza por ser un patrón permanente e inflexible de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto.


Tiene su inicio en la adolescencia o principio de la edad adulta. Es estable a lo largo del tiempo y comporta malestar y perjuicios para el sujeto Dentro del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, conocido internacionalmente como DSM-IV, está recogido y categorizado el TLP con el código ( 301.83 ), en el eje II. Este manual describe nueve criterios básicos para su diagnóstico, de los cuales se han de cumplir al menos cinco para que pueda emitirse el diagnóstico. Prevalencia Se estima que la prevalencia del trastorno límite de la personalidad es de alrededor del 2% de la población general, aproximadamente del 10% entre los sujetos vistos en los centros ambulatorios de salud mental y en torno al 20% entre los pacientes psiquiátricos ingresados.


Curso Hay una considerable variedad en el curso de los trastornos límite de personalidad. El patrón más habitual es una inestabilidad crónica en el principio de la edad adulta, con episodios de grave descontrol afectivo e impulsivo y altos niveles de utilización de de los recursos de salud mental y general. El deterioro causado por el trastorno y el riesgo de suicidio son mayores en los primeros años de la edad adulta y van desapareciendo gradualmente con la edad. Durante la cuarta y quinta décadas de la vida, la mayoría de los sujetos con este trastorno logran una mayor estabilidad en sus relaciones y su actividad profesional.



Criterios para el diagnóstico del Trastorno límite de personalidad según el DSM-IV.



Un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y la efectividad, y una notable impulsividad, que comienzan al principio de la edad adulta y se dan en diversos contextos, como lo indican cinco (o más) de los siguientes criterios la explicación de los mismos está sacada del propio DSM-IV.



1º Esfuerzos frenéticos para evitar un abandono real o imaginado. Nota. No incluir los comportamientos suicidas o de automutilación que se recogen en el Criterio 5. La percepción de una inminente separación o rechazo, o la pérdida de la estructura externa, pueden ocasionar cambios profundos en la autoimagen, afectividad, cognición y comportamiento. Estos sujetos son muy sensibles a las circunstancias ambientales. Experimentan intensos temores a ser abandonados y una ira inapropiada incluso ante una separación que en realidad es por tiempo limitado o cuando se producen cambios inevitables en los planes (p. ej., reacción de desesperación brusca cuando el clínico les anuncia el final de su tiempo de visita, angustia o enfurecimiento cuando alguien importante para ellos se retrasa aunque solo sea unos minutos o cuando tiene que cancelar su cita). Pueden creer que este <> implica el ser <>. Estos temores a ser abandonados están relacionados con la intolerancia a estar solos y a la necesidad de estar acompañados de otras personas. Sus frenéticos esfuerzos para evitar el abandono pueden incluir actos impulsivos como los comportamientos de automutilación o suicidas, que se describen separadamente en el Criterio 5.



2º Un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por los extremos de idealización y devaluación. Pueden idealizar a quienes se ocupan de ellos o a sus amantes las primeras veces que se tratan, pedirles que estén mucho tiempo a su lado y compartir muy pronto los detalles más íntimos. Sin embargo cambian rápidamente de idealizar a los demás a devaluarlos, pensando que no les prestan suficiente atención, no les dan demasiado o no <> lo suficiente. Estos sujetos pueden empatizar y ofrecer algo a los demás, pero solo con la expectativa de que la otra persona <> para corresponderles satisfaciendo sus propias necesidades o demandas. Son propensos asimismo a los cambios dramáticos en su opinión sobre los demás, que pueden ser vistos alternativamente como apoyos beneficiosos o cruelmente punitivos. Tales cambios suelen reflejar la desilusión con alguna de las personas que se ocupa de ellos y cuyas cualidades positivas han sido idealizadas o de quien se espera el rechazo o abandono.



3º Alteración de la identidad: autoimagen o sentido de sí mismo acusada y persistentemente inestable. Se presentan cambios bruscos y dramáticos de la autoimagen, caracterizados por cambios de objetivos, valores y aspiraciones profesionales. Pueden producirse cambios bruscos de las opiniones y los planes sobre el futuro de los estudios, la identidad sexual, la escala de valores y el tipo de amistades. Estos sujetos pueden cambiar bruscamente desde el papel de suplicar la necesidad de ayuda hasta el de vengador justiciero de una afrenta ya pasada. Si bien lo habitual es que su autoimagen esté basada en ser perverso o desgraciado, a veces los individuos con este trastorno tienen también el sentimiento de que no existen en absoluto. Estas experiencias suelen ocurrir en situaciones en las que el sujeto percibe una falta de relaciones significativas, de ayuda y de apoyo. Estos sujetos pueden presentar un mal rendimiento laboral o escolar.



4º Impulsividad en al menos dos áreas, que es potencialmente dañina para sí mismo (p. ej.,gastos, sexo, abuso de sustancias, conducción temeraria, atracones de comida). Nota: No incluir los comportamientos suicidas o de automutilación que se recogen en el Criterio 5.



5º Comportamientos, intentos o amenazas suicidas recurrentes, o comportamiento de automutilación. El suicidio consumado se observa en un 8-10% de estos sujetos y los actos de automutilación (cortarse o quemarse) y las amenazas e intentos suicidas son muy frecuentes. El intento de suicidio recurrente es con frecuencia uno de los motivos por los que estos sujetos acuden a tratamiento. Estos actos autodestructivos suelen estar precipitados por los temores a la separación o al rechazo, o por la expectativa de tener que asumir una mayor responsabilidad. La automutilación puede ocurrir durante experiencias disociativas y a menudo les proporciona un alivio por el hecho de reafirmarles en su capacidad para sentir o servirles de expiación de su sentimiento de maldad.



6º Inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo (p. ej., episodios de intensa disforia, irritabilidad o ansiedad, que suelen durar unas horas y rara vez unos días). El estado de ánimo básico de tipo disfórico de los sujetos con un trastorno límite de la personalidad suele ser interrumpido por períodos de ira, angustia o desesperación y son raras las ocasiones en las que un estado de bienestar o satisfacción llega a tomar el relevo. Estos episodios pueden reflejar la extremada reactividad de estos individuos al stress interpersonal.



7º Sentimientos crónicos de vacío. Los sujetos con trastorno límite de la personalidad pueden estar atormentados por sentimientos crónicos de vacío. Se aburren con facilidad y están buscando siempre algo que hacer.



8º Ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira (p. ej., muestras frecuentes de mal genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes). Es frecuente que los sujetos con trastorno límite de la personalidad expresen ira inapropiada e intensa o que tengan problemas para controlar la ira. Pueden mostrar sarcasmo extremo amargura persistente o explosiones verbales. Frecuentemente, la ira es desencadenada cuando consideran a una de las personas que se ocupa de ellos o a un amante negligente, represor despreocupado o que le abandona. Estas expresiones de ira suelen ir seguidas de pena y culpabilidad y contribuyen al sentimiento que tienen de ser malos.



9º Ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves. Durante períodos de estrés extremo se pueden presentar ideación paranoide transitoria o síntomas disociativos (p. ej., despersonalización), pero generalmente éstos son de duración e intensidad insuficientes para merecer un diagnóstico adicional. Lo más habitual es que estos episodios ocurran como respuesta a un abandono real o imaginado. Los síntomas tienden a ser pasajeros y duran entre minutos y horas. Con la vuelta real o percibida de la ayuda de la persona que se ocupa de ellos puede producirse la remisión de los síntomas. Es Importante tener en cuenta que estos criterios no son por sí mismos un instrumento diagnóstico y que el cumplimiento o no de los criterios no sirve por sí solo para determinar si alguien padece o no el trastorno. El diagnóstico es un proceso complejo y debe ser siempre realizado por un profesional de la materia.


Características adicionales



Aparte de estos criterios básicos se dan otra serie de características que suelen ser más variables según los individuos pero que pueden ser útiles a la hora de completar el diagnóstico. Algunas de estos rasgos comunes en los borderline, propuestos por numerosos autores especializados en el Trastorno son: Tienen dificultades para establecer límites personales definidos, tanto para sí mismos como para con los demás. Tienen una vivencia paradójica del control: Por una parte pueden necesitar sentirse controlados por otros, al carecer ellos mismos de control o para intentar hacer su propia realidad más predecible y manejable; incluso pueden elegir un estilo de vida en el que estén sometidos a una autoridad ( el militar, cultos, sectas etc...) o unirse a personas abusivas que ejercen un control sobre ellos a través del miedo. Por otra parte pueden tener la necesidad de controlar ellos a otros o acusarlos de querer ejercer un control sobre ellos. Tienen una sensibilidad interpersonal especial: algunos poseen una habilidad asombrosa para "leer" en la gente y descubrir sus puntos débiles. Poseen una cierta competencia y control en algunas ocasiones: Por ejemplo algunos rinden muy bien en el trabajo o son superinteligentes, creativos y artísticos. Esto suele crear confusión en las personas que los rodean porque les cuesta entender que la misma persona pueda actuar de forma negativa en otras ocasiones. Exigencias narcisistas: Algunos derivan el foco de atención sobre sí mismos y pueden reaccionar a la mayoría de las cosas basándose sólo en cómo les afecte a ellos. Pueden experimentar miedo y mayor inseguridad en sí mismos cuando están precisamente a punto de conseguir algo lo cual les lleva a retroceder ( p.ej., dejar los estudios justo antes de graduarse, presentar una regresión cuando se habla de no progresos en la terapia, destruir una buena relación cuando parece que funciona). Son frecuentes las pérdidas repetidas de trabajo, interrupciones de estudios o rupturas de relaciones. La autora Marsha Linehan en su libro : Cognitive- Behavioral Treament of Borderline Personality Disorder (1993), destaca entre otros los siguientes rasgos: Vulnerabilidad emocional: Pueden experimentar una activación emocional extra elevada, siendo muy sensibles a los estímulos emocionales negativos. Les cuesta mucho más tiempo bajar al nivel base de activación con la consiguiente dificultad para controlarse e impulsividad Autoinvalidación: Tendencia a invalidar sus propias emociones, pensamientos, creencias y conductas; estableciendo a veces expectativas demasiado elevadas y poco realistas para consigo mismos. Esto puede dar lugar a un intenso sentimiento de vergüenza, odio e ira dirigida a sí mismos. Aflicción inhibida: Tendencia a inhibir respuestas emocionales negativas, especialmente aquellas asociadas con dolor y pérdidas, incluyendo tristeza, ira, culpabilidad, vergüenza, ansiedad o pánico. Aparente competencia: Tendencia a parecer más competente de lo que en esos momentos se es. A veces ocultan bajo una especie de máscara su verdadero estado.


Diagnóstico Diferencial Es muy frecuente que el diagnóstico borderline no aparezca solo, sino ligado a uno o más trastornos del eje I :


Trastornos del estado de ánimo


Trastorno por estrés posttraumático


Trastornos de pánico y ansiedad


Abuso de sustancias


Trastornos de la alimentación


Trastorno obsesivo-Compulsivo


Trastorno por déficit de atención ( Puede ser comorbido con el tdah)


O a otros trastornos de personalidad ( esquizotípico, histriónico, dependiente...). En algunos casos se deberán diagnosticar los dos trastornos si se cumplen los criterios necesarios pero en otros casos se deberá hacer un buen diagnóstico diferencial con respecto a los trastornos más parecidos porque esto tendrá efectos a la hora de aplicar el tratamiento adecuado, tanto psicoterapéutico como farmacológico. Hay que tener en cuenta que muchos de los síntomas propios de este Trastorno se solapan con los de los Trastornos arriba citados pero adquieren características diferentes cuando están encuadrados dentro del Trastorno base de personalidad. P.ej;. un borderline que además es adicto a las drogas presenta otras características que un drogadicto; así como un depresivo se diferencia de un borderline que presenta sintomatología depresiva. En ambos casos se requerirá un tratamiento diferenciado, incluso a nivel de medicación. Instrumentos diagnósticos IPDE (International Personality Disorder Examination) Creado en 1997 por Armand W. Loranger. IPDE es un nuevo instrumento diagnóstico, basado en una entrevista clínica semiestructurada, que además es compatible con los criterios de valoración ICD - 10 y DSM - IV. Sus resultados permiten además medir otras categorías mayores de desórdenes de personalidad que hasta ahora se habían omitido. Ofreciendo un diagnóstico fiable uniforme que además pueda ser internacionalmente aceptado. Existe una versión española a cargo de Lopez-Ibor, Pérez Urdaniz y Rubio Larrosa, habiéndose desarrollado en esta versión un programa informático para su corrección. Se puede encontrar en: Editorial Meditor S.L. C/Rafael Salgado 7, 1º Dcha Tels (34) 91 457 87 25/46 77 / 02 88 Fax (34) 91 457 95 42 Email: alzheuro@lander.es Web: http://www.solitel.es/meditor/ 28036 - Madrid (Spain) La versión inglesa original, se puede encontrar en: Referencia : "Assessment and Diagnosis of Personality Disorders:The ICD-10 International Personality Disorder Examination (IPDE)" de Armand. W.Loranger, A. Janca, and N. Sartorius Disponible en : Cambridge University Press Sucursal en España - Iberian Branch Ruiz de Alarcón, 13 28014 Madrid Tel: +34913604565 Fax: +34913604570 e-mail: openbox@cup.es