Redacción BBC Mundo
"Me despierto cada mañana sintiéndome como una mujer
nueva. Pienso que es el día en el que haré todo bien y solucionaré las cosas
importantes, en vez de dejar todo para más tarde", cuenta Helen Rice, una
inglesa de 50 años que padece el trastorno por déficit de atención con
hiperactividad (TDAH).
"Y cada noche me acuesto destrozada porque todo volvió
a salir mal y no hice nada de lo que tenía que hacer", agrega Rice a quien
apenas se le diagnosticó el mal hace dos años.
Caracterizada por una reducida capacidad para mantener la
atención, poca habilidad para procesar la información debido a distracciones,
inquietud motora, inestabilidad emocional y conductas impulsivas, el TDAH fue
tradicionalmente considerado como un trastorno exclusivo de niños y
adolescentes.
Fue apenas en 2008 que fue reconocido como una condición que
afecta a los adultos.
Andrea Billow, directora de la organización benéfica
británica Addiss, que se dedicada a combatir la enfermedad, apunta que "la
psiquiatría de adultos tardó mucho en comprender que los niños con TDAH lo
llevan hasta la adultez"."Solían pensar que era algo que se les iba a
pasar".
"Cerebro como un Ferrari"
Cuando hace un par de años a Jonathan Lanham-Cook, de 50
años, se le diagnosticó el trastorno sintió un gran alivio. En ese entonces,
había estado investigando si su hijo tenía la condición.
"La primera vez que tomé un medicamento fue como si me
hubieran quitado el ventilador de mi cabeza. Me podía concentrar, seguir escribiendo
un correo electrónico, sin intentar hacer malabares con muchas cosas al mismo
tiempo".
En todo caso se deber apuntar que si bien hay varios
medicamentos utilizados para tratar el TDAH, ninguno ofrece una cura
permanente.
"Tuve problemas durante años con matrimonios fracasados
y un comportamiento caótico. Me costó estudiar y me hacía expulsar en el
colegio", agrega Lanham-Cook quien ahora se desempeña como asesor en salud
mental en el consultorio de un médico general.
"Es como tener el motor de un Ferrari en el cerebro y
los frenos de una bicicleta", añade citando al psiquiatra Edward Hallowel,
un especialista en el TDAH y autor de libros sobre el tema.
La mayoría de los casos
son diagnosticados en niños entre los seis y 12 años.
Las
investigaciones muestran que tanto los padres y hermanos de un niño con TDAH
tienen de cuatro a cinco veces más probabilidades de padecer ellos mismos el
TDAH.
Los síntomas
suelen mejorar con la edad, pero muchos de los adultos a quienes se les hizo un
diagnóstico temprano en sus vidas seguirán experimentando problemas.
El impacto sobre
los adultos puede incluir rendir por debajo del nivel en el trabajo o en los
estudios, tener dificultades en las relaciones en pareja y comportarse de forma
peligrosa al volante
Bilbow, de la organización Addiss, considera que el
trastorno es muchas veces confundido por los médicos con depresión o desorden
bipolar.
En ese sentido, Lanham-Cook resalta la importancia del
diagnóstico "ya que tu comportamiento tiene entonces sentido".
"Al saber que tengo TDAH, puede sacar partido de mi
espontaneidad, mi energía, mi curiosidad y mi sensibilidad, todas cualidades
que me atormentaron y que ahora florecen".
Y reconocer su condición médica también ha significado una
gran diferencia para su vida personal.
"Me volví a casar con mi primera esposa. El diagnóstico
significa que me comprende y sabe cómo recordarme las cosas.
"Ella también entiende que quizás no llegue nunca
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