sábado, 16 de abril de 2011

TABACO Y TDAH


Un nuevo estudio sugiere que el humo de segunda mano eleva el riesgo de trastornos mentales y conductuales en niños, incluido el TDAH.

Resumen
La exposición al humo de segunda mano está asociada con problemas cardíacos y respiratorios infantiles. Además, según sugiere un estudio, respirar humo de segunda mano elevaría el riesgo de desarrollar trastornos mentales y conductuales en los niños, incluido el trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH).

El equipo de Frank Bandiera, de la Escuela Miller de Medicina de la Universidad de Miami, estudió la relación entre el humo de segunda mano y la salud mental en una muestra representativa del país con casi 3.000 niños de entre 8 y 15 años.
El estudio midió el nivel de nicotina en sangre para detectar qué niños habían estado expuestos al humo de segunda mano. A aquellos con los niveles más altos se los consideró fumadores y se los excluyó. Además, el equipo entrevistó a todos los participantes para identificar síntomas mentales o conductuales.

Tras considerar factores como la edad y la etnia, los varones expuestos al humo de segunda mano eran más propensos a tener síntomas de TDAH, depresión, ansiedad y trastornos de conducta que los que no estaban expuestos al humo de cigarrillo. Las niñas expuestas al humo de segunda mano tenían sólo más síntomas de TDAH y de ansiedad que el resto.

Aun así, la cantidad de niños con la mayoría de esas enfermedades diagnosticadas seguía siendo baja. Mientras que 201 niños (7 por ciento) tenía síntomas suficientes como para diagnosticarles TDAH, solamente se les diagnosticó depresión a 15 y trastorno de ansiedad a nueve de los participantes.

Los autores reconocen que es difícil separar los efectos del humo de segunda mano del daño que les pudieron ocasionar las madres al fumar durante el embarazo. Se necesitan más estudios para determinar cómo la exposición al humo de segunda mano puede afectar el cerebro de los niños.
Los autores concluyen que se necesita ampliar la prohibición de fumar a los lugares públicos donde haya niños y evitar la exposición infantil al humo de segunda mano en el hogar.

sábado, 9 de abril de 2011

UN TEST PARA VER SI PODRÍAMOS TENER UN TDAH


Realicemos un ejercicio sincero de auto-análisis? Cuántos de nosotros no manifestamos alguno de estos síntomas:
Así empecé mi anterior entrada en el blog, con la intención de provocar en el lector, la posibilidad

de valorar si ha pensado que podría tener TDAH de adulto no diagnosticado.
En la estadística de visitas del blog, en el primer día ha tenido 160 visitas, eso deja claro que los lectores, si le han interesado el tema, pero no se si mas que aclarar conceptos con esta entrada en el blog, he podido crear mas dudas que aclaraciones es por ello que repetimos y ampliamos el
tema para poder contestar a la pregunta ‘yo podría tener un TDAH?
En la entrada anterior veíamos estas preguntas son del cuestionario (ASRS-V1.1de la Entrevista diagnóstica internacional compuesta de la OMS © Organización Mundial de la Salud este cuestionario auto informado se usa para el cribado del TDAH del adulto que os pongo a continuación:

1. A veces tengo dificultad para acabar los proyectos 2. A veces tengo dificultad para ordenar la oficina-despacho 3. A veces tengo problemas para recordar citas (agendas) 4. A menudo evito tareas que requieran pensar mucho 5. A menudo muevo continuamente manos y pies 6. A menudo me siento impulsado a hacer cosas: soy demasiado activo
La Organización Mundial de la Salud ha realizado este test (Kessler et al 2005) y lo han propuesto este test para realizar un escrenig o estudio a la población para poder hacer un diagnostico de sospecha, o mejor dicho para evaluar si el entrevistado tiene criterios para pensar que podría tener un TDAH de adulto. En el 2005 este test se utilizó para un estadio en el e2005 por la OMS en un estudio mundial, utilizando una versión larga del test con 18 preguntas, que se ajustan a los criterios de los síntomas para el TDAH. Por ello os propongo que lo hagáis, este test CAARS V 11 Versión corta de 6 preguntas ahora mismo, para ello necesitamos papel y lápiz. Como veis son seis preguntas fáciles, que nos pregunta sobre nuestra actuación en los últimos seis meses.
Las respuestas las marcamos con una cruz en los casilleros que podéis ver, pudiendo elegir las siguientes opciones para cada pregunta
  • NUNCA
  • RARA VEZ
  • AVECES
  • A MENUDO
  • MUY AMENUDO
Bueno pues sentaros un rato, y contestar el test, al final os diré como podéis evaluarlo.
FACTORES DE RIESGO QUE FACILITAN QUE USTED PUEDA TENER UN TDAH
EL TDAH SE HEREDA EN UN 52 %
Las investigaciones sugieren que los síntomas del TDAH pueden persistir hasta la edad adulta, estudios genéticos, demuestran un locus poligentetico para el TDAH, estudio de gemelos lo confirman y esta sobradamente la heredabilidad de padres ha hijos, según estudios de Biderman la probabilidad de tener un hijo con TDAH cuando el padre es TDAH es de un 52%,
TENER UN HIJO CON TDAH
La probabilidad de que un progenitor con un hijo con TDAH es del 25%. Es decir que de dos matrimonios con un hijo con TDAH uno de los cuatro progenitores tiene TDAH
Una vez terminado el test sigamos trabajando…., Primero par hacer un diagnostico de TDAH, tanto en el niño como en el adulto, ha de ser por un medico especializado en el tema, el cual junto a valoración del psicólogo os podrá decir si tenéis o no TDAH y que pauta a seguir. En el adulto el Tdah, su clínica de falta de atención, impulsividad e hiperactividad están presentes en otros trastornos psiquiátricos, o están compasándoos por el paciente pidiendo pasar desarpecibido, es por ello que os insisto que con este test podremos saber si tenemos criterios para tener TDAH, pero con este test solo NO SE PUEDE DIAGNOSTICAR un TDAH.
Como corregir el Test
Las propiedades psicométricas de este test son de una sensibilidad del 68,7 %y una especificidad del 99,5%
Como ve el test tiene varias opciones para contestar las cuales le vamos a dar estos puntos de valoración
  • 0 para la opción NUNCA
  • 1 para la opción RARA VEZ
  • 2 para la opción AVECES
  • 3 para la opción A MENUDO
  • 4 para la opción MUY AMENUDO
Ahora sume los valores de sus respuestas, por ejemplo si en la pregunta primera usted marcó con una X “A MENUDO “tendrá que darle un valor de 3 puntos.

Como se puede ver en el test de arriba, el resultado sería 11 puntos. Cada pregunta como podeis ver se puede valorar de 0 a 4 puntos por ello los valores mínimos y máximos del test van de 0 a 24, teniendo un valor de corte en 14 puntos, es decir si usted tiene un valor de 14 puntos o mas, podría tener TDAH, si tiene unos puntos elevados próximos a 14 y tiene cuatro respuestas en la zona marcada en azul (vea test, sin contestar) estaríamos en la misma situación. Una vez mas os recuerdo que es un test de valoración para ver que probabilidad tenemos de tener TDAH, para llegar a un diagnostico se ha de consultar con el medico. Por que para el diagnostico de tdah en el adulto hemos de valorar otros criterios, como son desde cuando tiene los síntomas, si afecta en dos o tres situaciones diferentes, si estos signos clínicos son normales o se pueden ser causa de otro trastorno etc.
IMPORTANTE ESTE TEST VALORA LA POSIBLIDAD DE TENER TDAH, PARA CONFIRMAR EL DIAGNOSTICO HA DE SER VISTO SU MEDICO


Información general de TDAH adultos
Actualmente el TDAH se considera el trastorno psiquiátrico no diagnosticado más común en los adultos. Con frecuencia, los adultos con TDAH son diagnosticados cuando se lo diagnostican a sus hijos y les preguntan si ha habido algún caso en la familia. Entonces el padre o madre del chico/a en cuestión hace un repaso a su historia personal y se siente identificado con lo que ahora le está ocurriendo a su hijo. Incluso comienza a darse cuenta de que se ha acostumbrado a vivir con unos síntomas que le dificultan mucho el día a día. Hasta hace relativamente poco, se pensaba que los niños y adolescentes que padecían un TDAH iban mejorando con la edad y que al llegar a la etapa adulta, los síntomas disminuirían en intensidad hasta desaparecer. Sin embargo, en los últimos años, se ha terminado por aceptar que muchos adultos continúan presentando síntomas de TDAH, y por lo tanto, son susceptibles de intervenciones que les permitan vivir mejor y reducir esos síntomas tan molestos. Las investigaciones actuales estiman que en torno a un 65% de los niños diagnosticados con TDAH pueden continuar presentando en la edad adulta síntomas como inatención, impulsividad e hiperactividad, que son los característicos del trastorno y que están presentes desde antes de los 6 años de edad en aproximadamente un 2-4% de los adultos. Mientras en la infancia, se presenta en una relación de 3 niños por cada niña, en los adultos, la relación es de 2 hombres con TDAH por cada mujer, o incluso menor.

Hoy sabemos que el TDAH tiene un componente hereditario, que hace que sea más frecuente entre hijos de padres que lo padecieron, por eso es más fácil que en adultos esté presente entre los padres de niños diagnosticados.

Si uno sospecha que padece o puede haber padecido un TDAH, antes de acudir a un especialista debe formularse preguntas del tipo de:
“¿Tengo evidentes dificultades para mantener la atención?
¿Estoy continuamente moviéndome?
¿Siento esto esto desde que era un niño?
¿Me cuesta controlar mi temperamento?
¿Estoy frecuentemente de mal humor?
¿Me ocurre esto en el trabajo…en casa…en la calle, en casi todos los sitios?
¿Mi familia o amigos me dicen que tengo un problema de este tipo?”
Si la mayoría de estas respuestas son afirmativas, lo recomendable es acudir a un especialista, ya que el diagnóstico no es fácil. Una vez determinado que lo padece hay varias medidas que se pueden tomar para mejorar la situación.
Los actuales criterios diagnósticos para el TDAH en adultos son muy similares a los de los niños según el Manual de Diagnóstico y Estadística de los Trastornos Mentales (DSM-IV) y pueden definirse como:
Dificultad para prestar atención a pequeños detalles o comisión de errores por descuido en el trabajo.
Movimiento constante de manos o pies, o inquietud en la silla cuando se supone que debería permanecer sentado.
Dificultad para mantener la atención de forma sostenida en sus tareas o incluso durante sus actividades de ocio.
Incapacidad para estar quieto en situaciones sociales en las que se esperaría que lo estuviera.
Sensación de que no escucha incluso cuando se le habla directamente.
Sensación de inquietud e intranquilidad interna.
Dificultad para seguir instrucciones y terminar adecuadamente los trabajos.
Dificultad para disfrutar de actividades tranquilas en sus ratos de ocio.
Dificultad para organizar sus actividades de la vida diaria (planificación y manejo del tiempo).
Sensación de estar en movimiento constante “como con un motor dentro”.
Evitación de trabajos que requieran un esfuerzo mental sostenido y posposición crónica de tareas (“Ya lo haré más adelante”).
Excesiva locuacidad.
Facilidad para perder cosas.
Respuestas impulsivas, incluso anteriores a que terminen de preguntarle.
Excesiva facilidad para la distracción.
Dificultad para esperar su turno.
Olvidos frecuentes de obligaciones diarias.
Interrupciones e intromisiones constantes en las conversaciones y actividades de los demás.
No todas las personas con TDAH presentan todos los síntomas ni con el mismo nivel de gravedad. Cada persona tendrá su propio perfil sintomático que tendrá como resultado una mayor o menor merma de su calidad de vida, y estos factores deben considerarse a la hora de decidir el mejor tratamiento para cada uno. Muchos lograrán llevar una vida feliz y productiva.
Un psiquiatra general con cierta experiencia en el trastorno es el especialista ideal para llevar a cabo una exhaustiva evaluación clínica, que es el método definitivo de diagnóstico. Un psicólogo con experiencia en este campo e incluso un médico de familia, pueden orientar el problema con bastante precisión, aunque finalmente sería conveniente una evaluación final por parte de un psiquiatra para confirmar el diagnóstico. No hay exploraciones complementarias definitivas (ni resonancias ni electroencefalogramas ni análisis de sangre…), que garanticen el diagnóstico, ya que los criterios de evaluación son puramente clínicos, como acabamos de ver.
La evaluación clínica incluye una recogida exhaustiva de datos de la historia clínica, con especial hincapié en la historia del desarrollo temprano, de su curriculum escolar, de su trayectoria profesional y de sus experiencias en las relaciones sociales, y esto suele precisar de entrevistas de no menos de dos horas, en una única sesión o dividida en dos o tres sesiones. Lo ideal es que además acuda a la consulta con el interesado algún familiar que pueda aportar información adicional (alguno de los padres o algún hermano que pueda complementar la historia del desarrollo temprano y corroborar las percepciones actuales del evaluado). Es importante tomar información acerca de cómo se desenvuelve en los distintos ambientes (lo que puede orientarse en algunos de los enunciados incluidos en las clásicas escalas diagnósticas que emplean los especialistas).
Como ya hemos mencionado en otros apartados, tanto el diagnóstico como el plan de tratamiento deberían hacerse de forma individualizada, teniendo en cuenta las particulares características de cada persona, la composición de su familia, el tipo de trabajo que realiza y los medios de los que dispone.



si al realizar este test te ha salido positivo y deseas seguir haciendo otros mira este enlace

http://tdahenadultos.blogspot.com.es/2014/11/diagnostico-del-trastorno-de-deficit-de.html

sábado, 2 de abril de 2011

¿TIENE USTED TDAH?
















¿Realicemos un ejercicio sincero de auto-análisis? Cuántos de nosotros no manifestamos alguno de estos síntomas:


1. A veces tengo dificultad para acabar los proyectos 2. A veces tengo dificultad para ordenar la oficina-despacho 3. A veces tengo problemas para recordar citas (agendas) 4. A menudo evito tareas que requieran pensar mucho 5. A menudo muevo continuamente manos y pies 6. A menudo me siento impulsado a hacer cosas: soy demasiado activo


Estas preguntas son del cuestionario (ASRS-V1.1de la Entrevista diagnóstica internacional compuesta de la OMS © Organización Mundial de la Salud este cuestionario auto informado se usa para el cribado del TDAH del adulto


¿Podría tener usted un TDAH? Las investigaciones sugieren que los síntomas del TDAH pueden persistir hasta la edad adulta , estudios genéticos, demuestran un locus poligentetico para el TDAH, estudio de gemelos lo confirman y esta sobradamente la heredabilidad de padres ha hijos, según estudios de Bderman la probabilidad de tener un hijo con TDAH cuando el padre es TDAH es de un 52%, y la probabilidad de que un progenitor con un hijo con TDAH es del 25% .

El tener un TDAH aumenta el riesgo de tener un impacto significativo en el niño y por ello en el adulto, sobre las relaciones personales, la trayectoria profesional y hasta la seguridad personal de los pacientes que sufren este trastorno. Debido a que muchas veces este trastorno no se comprende bien, muchas personas que lo padecen no han sido diagnosticadas o no reciben el tratamiento adecuado y, como resultado, nunca alcanzan su máximo potencial. Parte del problema no esta en que puede ser difícil de diagnosticar, el TDAH en los adultos, sino tal vez radica, en que no se hace un diagnostico diferencial, o no se valora en el adulto este posible diagnostico, actualmente se esta hablando de que muchos de los pacientes, y sobre todo ellas, acuden a consulta de atencion primaria o de psiquiatría, por presentar un cuadro de ansiedad y depresión, y que no mejoran con un tratamiento habitual, la causa se deba a que se trate de un cuadro de ansiedad- depresión como cuadro comórbido de un TDAH del adulto, no diagnosticado y por ello no tratado. Ante esta situación tenemos que ver si hay antecedentes en la infancia y sobre todo si el paciente adulto tiene familiares próximos o descendientes con TDAH. Una reflexión el TDAH es una condicion de vida, no una enfermedad, definida por tres dimensiones clinicas, atención,hiperactividad e impulsividad y dos consecuencias vitales en el niño, una el area social o de relación y la academica, que en un futuro afecta al area laboral del adulto… Si un adulto con TDAH no es un enfermo, y no se siente enfermo ; … si en realidad vive de una forma particular, y ese ‘modus vivendi’ (genéticamente determinado) puede no repercutir sobre su adaptación al entorno … está claro que si, por ello un diagnostico y tratamiento precoz y correcto en el niño, evitará coomorbidades en el adulto, evitará fracacasos escolares inestabilidad laboral en el adulto. por ello si se tiene antecedentes familiares con TDAH o un hijo con este trastorno, no dude en solicitar un diagnostico, o diagnostico diferencial si tiene trastorno de ansiedad, trastorno distimico o depresivo, problemas de consumo de drogas etc. Porque siempre estamos en buen momento para diagnosticar y tratar el TDAH.


lunes, 21 de marzo de 2011

TRASTORNO OPOSICIONISTA DESAFIANTE Y TDAH

El trastorno de oposición desafiante (TOD) se define por un patrón recurrente de conducta negativista, desafiante, desobediente y hostil dirigido a las figuras de autoridad Si bien el TOD tiene una relevancia clínica importante, son relativamente pocos los conocimientos que tenemos, posiblemente debido a la falsa creencia de considerar este trastorno como una variante o una manifestación del trastorno de conducta (TC).

El TC trastorno de conducta es un trastorno más grave caracterizado por un patrón repetitivo y persistente de conducta que comporta una violación de los derechos básicos de los demás, de las normas sociales o de las leyes.

Para su diagnóstico se requiere la identificación de conductas ubicadas por lo menos

en tres de los siguientes grupos:

1) agresión a las personas o animales;

2) conductas no agresivas que comportan destrucción de la propiedad;

3) fraude o robo;

4) violación grave de las normas. Resulta preciso que dichas conductas comporten un desajuste social, académico o laboral

En la población general, la prevalencia del TOD se estima en aproximadamente del 2-16% . Alrededor del 75% de los casos de trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) se asocian a otros trastornos. La comorbilidad más frecuente es el TOD. Dicho trastorno incrementa el riesgo de padecer un TC en la edad adolescente y personalidad antisocial en la edad adulta. La concurrencia del TC o del TOD se ha estimado entre el 15 y el 60% en niños con TDAH. Los estudios señalan que entre un 40-60% de niños/adolescentes con TDAH tendrán en algún momento de sus vidas un TOD. Por el contrario, si se contempla el problema desde la vertiente opuesta, resulta que entre el 69 [6] y el 80% de preadolescentes con TC o TOD presentan los criterios para el TDAH. Sin embargo, en la edad adolescente las formas ‘puras’ del TC sin TDAH son más prevalentes .

Los problemas de conducta constituyen, junto a las dificultades escolares, la repercusión más negativa del TDAH. Es por lo tanto difícil determinar si los problemas de conducta representan un trastorno comórbido o si simplemente son una de las manifestaciones principales del TDAH. Sin embargo, si el punto de mira se fija en los casos más graves de problemas de conducta, queda patente que se trata de trastornos distintos, pero que pueden ir asociados y potenciarse mutuamente. Ello no contradice que exista un gran solapamiento sintomático entre ambos trastornos. Independientemente de la identificación del TOD, la mayoría de los niños con TDAH presenta problemas de comportamiento con sus iguales (compañeros de clase, amigos...) o con las figuras de autoridad (padres, maestros, monitores...).

Muchos de estos problemas surgen de la dificultad que tiene el niño con TDAH en el manejo o control de sus emociones y su actividad. Cuando se ha comparado el entorno familiar de niños con TDAH con el de niños con TDAH más TOD o TC, se ha evidenciado que en las formas puras de TDAH existe un grado mucho menor de psicopatología y estrés familiar. Las separaciones matrimoniales y la adversidad familiar en general se mostraron cuatro veces más frecuentemente en los casos de asociación del TDAH con TOD o TC . Los niños con TDAH que a los 5 años vivían en entornos familiares con altos grados de adversidad tenían cinco veces más probabilidad de llegar a ser delincuentes.

Un interesante estudio de seguimiento de 89 niños hiperactivos mostró que en la edad adulta el 39% de la muestra había sufrido algún arresto, cifra significativamente mayor que el grupo control, en el cual únicamente había sufrido arresto el 20%. Sin embargo, cuando se analizaron las características de los pacientes con TDAH que habían sido detenidos, sólo mostraban diferencias con respecto al grupo control en la asociación de comorbilidad con personalidad antisocial

Los niños con TOD se suelen identificar a partir de los 2-3 años por motivo de sus conductas disruptivas. La disrupción familiar que ocasionan puede ser muy importante y crea serios problemas en la convivencia familiar.

Los criterios diagnósticos del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV TR) para el TOD son:

A. Un patrón de comportamiento negativista, hostil y desafiante que dura por lo menos seis meses y en el que están presentes cuatro o más de los siguientes comportamientos:


1. Se encoleriza e irrumpe en pataletas

2. Discute con adultos

3. Desafía activamente a los adultos o rehúsa cumplir sus demandas

4. Molesta deliberadamente a otras personas

5. Acusa a otros de sus errores o mal comportamiento

6. Es susceptible o fácilmente molestado por otros

7. Colérico y resentido

8. Rencoroso o vengativo

B. Deterioro clínicamente significativo en la actividad social, académica o laboral

C. Los comportamientos no aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno psicótico o de un trastorno del estado del ánimo

D. No se cumplen los criterios de trastorno disocial y, si el sujeto tiene 18 años o más, tampoco los del trastorno antisocial de la personalidad comprender los déficit cognitivos concretos que subyacen en el TDAH hacen especial énfasis en las funciones ejecutivas

Se ha visto que las funciones ejecutivas también están implicadas en el desarrollo de las conductas disruptivas Entre ellas se incluye la ‘memoria de trabajo’, la autorregulación, la flexibilidad cognitiva o capacidad de cambio y la habilidad para resolver problemas gracias a la planificación y organización. La memoria de trabajo, que ocupa un papel nuclear en las funciones ejecutivas, pues posiblemente todas ellas estén vinculadas a esta habilidad, se define como la capacidad del individuo para mantener en la mente eventos o información y operar con ellos Estos déficit en las funciones ejecutivas afectan a la capacidad del niño a responder de forma adaptativa al entorno o a las directrices del adulto.

El niño con dificultades en la memoria de trabajo tiene dificultades para discernir las consecuencias de un determinado comportamiento basándose en la experiencia previa. Por la misma razón, no puede anticipar las consecuencias potenciales de sus actos. Estas dificultades cognitivas del niño pueden contribuir a la aparición de una gran variedad de comportamientos que son considerados oposicionistas.

INTERVENCIÓN CONDUCTUAL

El primer paso, previo al inicio de cualquier intervención conductual, consiste en diferenciar si la conducta de un niño se enmarca en una variante de la normalidad o bien se debe considerar patológica teniendo en cuenta los parámetros de persistencia, frecuencia e intensidad. No todos los niños con mala conducta son niños con TOD.

La mayor parte de las conductas disruptivas se dan de forma habitual en niños sin psicopatología identificable. En realidad, las malas conductas forman parte de la conducta normal de la infancia. En estos casos el abordaje consiste simplemente en una intervención educativa, determinada por el modelo educativo de las familias. Por supuesto, ciertos modelos educativos pueden resultar más coherentes y eficaces que otros. Pero en cualquier caso, la capacidad de orientar al niño hacia conductas positivas, respetuosas y responsables viene muy determinada por la existencia o no del TOD.

Las medidas educativas convencionales suelen fracasar en los TOD con disfunciones ejecutivas. El abordaje popular parte del supuesto de que los niños con mala conducta se ajustan a los siguientes presupuestos: son tozudos, manipuladores, coercitivos, maleducados, controladores, desafiantes y buscan llamar la atención. Por tanto, según este planteamiento, la intervención debe ir encaminada a mostrarle quién manda y cuál es la conducta correcta, para que de este modo el niño obedezca. Obviamente, este modelo no suele aportar resultados demasiado optimistas, puesto que el problema no es un desconocimiento del niño sobre quién manda o cuál es la buena y la mala conducta. Enfoque conductista: Defiant Children

La conceptualización conductista parte de la idea de que la mala conducta es la consecuencia de prácticas parentales inadecuadas (inconsistentes, no contingentes). Por este motivo, el niño ha aprendido que la conducta oposicionista es eficaz para manipular a los adultos con el fin de que capitulen ante sus deseos.

Los programas de intervención desde una perspectiva conductista abarcan todos los contextos: familiar, escolar y del propio niño. La mayoría de los modelos de intervención conductual parten del análisis de la conducta mediante el enfoque denominado ABC (antecedents, behaviour, consequences).

Uno de los programas más comúnmente usados a partir de la década de los ochenta es el programa de base conductista Defiant Children, adaptado por Barkley y traducido al castellano en 1999. Éste ha sido uno de los tratamientos conductuales más comúnmente empleados en el tratamiento del TOD. En él se contempla la intervención de los padres mediante unas pautas muy estructuradas y sistematizadas. Una adaptación, es el programa de intervención conductual de Orjales

El programa de Barkley consta de ocho pasos con los que se pretende mejorar la Conducta del niño, las relaciones sociales y la adaptación general en casa. Ello comporta la aplicación de determinados principios. Se intenta conseguir que el niño adquiera un abanico de conductas positivas que le ayuden a alcanzar el éxito en el colegio y en sus relaciones sociales. Las estrategias usadas están diseñadas para reducir la terquedad, el comportamiento oposicionista y aumentar las conductas de colaboración. Este programa se sustenta en la suposición de que las conductas positivas tenderán a incrementarse si el niño recibe un premio o un reconocimiento por ellas, en tanto que la conductas negativas tenderán a extinguirse si son ignoradas o reciben consecuencias negativas. Barkley introduce como pieza clave la colaboración y esfuerzo de los padres. Los conceptos generales en los que se basa el programa se resumen en:


  • Las consecuencias deben ser inmediatas

  • No esperar que repita una mala conducta para dar una respuesta

  • Atender a las conductas positivas para dar un refuerzo inmediato Cuanto más inmediata sea la consecuencia de una conducta, más eficacia tendrá como intervención que favorece el control

  • Las consecuencias deben ser específicas

  • Tanto el premio como el castigo deben estar dirigidos a una conducta específica, nunca a aspectos generales

  • El castigo debe ser proporcionado a la transgresión, no al grado de impaciencia o frustración que haya generado en los padres

  • Las consecuencias deben ser constantes Independientemente del entorno, la consecuencia debe ser la misma

  • Si una conducta se ha considerado intolerable un día, también debe recibir la misma consideración otro día

  • Tanto el padre como la madre deben dar la misma respuesta

  • Establecer un programa de incentivos antes de utilizar los castigos

  • Planificar previamente la actuación ante posibles malas conductas

  • Anticipar, analizar y, si es posible, prevenir

  • Reconocer y aceptar que las interacciones dentro de la familia son recíprocas. La conducta de los padres está muy influenciada por la conducta del niño y viceversa. Es poco productivo atribuir culpas

Los métodos utilizados para modificar la conducta son los siguientes:

– Definir una lista de conductas (la prioridad es el cumplimiento).

– Un menú de premios y castigos (ignorar conductas inadecuadas, tiempo fuera).

– Un sistema de fichas.

El programa requiere seguir ocho pasos a intervalos preferentemente semanales que son:

  • Aprenda a prestar atención positiva a su hijo

  • Use el poder de su atención para conseguir que obedezca

  • Dé órdenes de forma eficaz

  • Enseñe a su hijo a no interrumpir actividades

  • Establezca en casa un sistema de recompensas con fichas

  • Aprenda a castigar el mal comportamiento de forma constructiva

  • Amplíe el uso del tiempo fuera

  • Aprenda a controlar a su hijo en lugares públicos
Es importante también monitorizar la eficacia de las intervenciones de los padres. Con este fin se puede usar una gráfica como la que se ilustra en la figura. Enfoque cognitivo: Collaborative Problem Solving (CPS) El modelo CPS ha sido desarrollado por Greene

La mayor parte de las conductas disruptivas se pueden conceptualizar como conductas inflexibles y/o explosivas. El niño inflexible-explosivo tiene unas características que son:

  • Dificultad para controlar las emociones

  • Muy bajo umbral de frustración

  • Muy baja tolerancia a la frustración

  • Baja capacidad de flexibilidad y adaptabilidad

  • Tendencia a pensar de forma muy radical: sólo blanco o negro

  • Persistencia de la inflexibilidad y mala respuesta a la frustración

  • a pesar de un alto nivel de motivación

  • Episodios explosivos por motivos triviales

  • Mientras que otros niños pueden estar más irritables cuando están cansados o hambrientos, los niños inflexibles-explosivos pueden estar totalmente bloqueados en estas circunstancia

El CPS parte de la idea de que la conducta del niño se debe a un retraso en el desarrollo de habilidades cognitivas concretas (habilidades ejecutivas, habilidades en el procesamiento del lenguaje, habilidad para regular las emociones, flexibilidad cognitiva y habilidades sociales) o tiene dificultades para llevar a la práctica estas habilidades cuando son necesarias. Por tanto, el problema conductual debe contemplarse como un trastorno de aprendizaje centrado en una disfunción cognitiva. Está, por tanto, muy vinculado al lenguaje interno, control de las emociones, motivación y, en definitiva, al aprendizaje del comportamiento.

Por tanto, este enfoque se centra más en la cognición que en la conducta; es decir, la aproximación al trastorno de conducta parte de la premisa de que el niño puede realizar las cosas de forma correcta si dispone de las habilidades necesarias. Este modelo modifica la visión clásica, según la cual el niño puede hacer las cosas de forma correcta si él quiere.

El hecho de poner el énfasis en estas vías permite que el adulto pueda comprender que la conducta explosiva no es intencional, dirigida a un objetivo, manipulativa o con la intención de conseguir atención. Por tanto, permite identificar las habilidades cognitivas que necesitan entrenarse.

También se basa en las relaciones recíprocas existentes entre el niño y el adulto. Se enfatiza que la regulación de las emociones, la tolerancia a la frustración y la habilidad para resolver problemas por parte del niño no se desarrollan independientemente, sino que dependen, en gran parte, de la manera y de los modelos usados por los adultos para enseñar a los niños. Este modelo cree que el resultado de la conducta depende del grado de compatibilidad entre las características del niño y las del adulto.

Desde esta perspectiva, el comportamiento oposicionista debe considerarse influenciado por una incompatibilidad entre padres e hijos, dentro de la cual las características de la interacción de una de las partes (por ejemplo, el hijo) son valoradas negativamente por el segundo componente de la interacción (el padre), lo que contribuye a comportamientos desadaptativos.

La compatibilidad entre las características propias de cada uno de los componentes de la relación tiene implicaciones importantes en el objetivo de reducir las conductas oposicionistas. Por tanto, el primer objetivo consiste en resolver aquellos puntos en los que se observan incompatibilidades entre las dos partes. Teniendo en cuenta que se requieren unas habilidades básicas para regular la conducta, es comprensible que se observen problemas de conducta en situaciones tan diversas como son:


  • Trastorno de déficit de atención e hiperactividad

  • Trastorno de aprendizaje no verbal

  • Trastornos del lenguaje

  • Trastornos de espectro autista

  • Síndrome de Tourette

  • Trastornos de ansiedad

pues en todos ellos pueden estar alteradas las funciones cognitivas implicadas en la conducta.

Un ejemplo que permite comprender cómo alguna de las disfunciones expuestas modula la conducta se refleja en el ejemplo de Carlitos, de 8 años (TDAH y TOD):

– Padre: Apaga la televisión y ven a comer.

– Carlitos: No, todavía no han terminado los dibujos.

– P: Apaga la televisión y ven a comer. ¡En seguida!

– C: No puedo.

– P: ¿Qué significa no puedo? La comida se enfría, ¡ven enseguida!

– C: Calla, no te escucho.

– P: Te he dicho esto un millón de veces... ¿Por qué no haces lo que te digo?, ¿por qué te enfadas tanto?

– C: ¡¡¡No lo sé...!!!

Independientemente de lo que pueda ocurrir a partir de este momento, nos podemos detener en comprender lo que Carlitos nos explicaría si no tuviera unas dificultades básicas que se lo impiden: ‘Mirad, papá y mamá, yo tengo este pequeño problema.

Constantemente me estáis pidiendo que pase de A a B y yo no soy muy bueno para esto. Cuando me pedís estos cambios, empiezo a sentirme frustrado. Y cuando empiezo a estar frustrado, me cuesta pensar con claridad y entonces todavía estoy más frustrado. Entonces os volvéis locos. Yo empiezo a hacer y decir cosas que no me gustaría hacer o decir. Vosotros os enfadáis y me castigáis, y esto me hace explotar. Después, cuando todo ha pasado, empiezo a pensar con claridad y os pido perdón. Sé que esto no os gusta, pero para mí tampoco es divertido’.

Cuando aparece la frustración en una situación determinada y ésta puede desencadenar una conducta explosiva, empieza el abordaje terapéutico. Una vez que se conoce cuándo el niño es explosivo, se tiene que encontrar la explicación cognitiva de cuáles son las funciones que no tiene. La conducta explosiva se da cuando las demandas cognitivas superan la capacidad del niño para responder de forma adaptativa. Si se conocen cuáles son los desencadenantes de aquella reacción, se ayuda a los adultos a entender que el niño, cuando actúa de forma explosiva, no es intencional ni manipulador. Por tanto, al tiempo que se reconocen las habilidades cognitivas, éstas han de entrenarse

Además de comprender los déficit que subyacen en la conducta disruptiva, la puesta en práctica del CPS requiere ubicar cada una de las conductas en una de las tres categorías expuestas a continuación:

Conductas del cesto A


  • Riesgo de hacerse daño

  • Agresión física a otro

  • Riesgo de romper o estropear

  • Atentar contra la propiedad ajena (Ejemplos: pegar, robar)

Conductas del cesto B


  • Conductas sin riesgo propio o ajeno, pero que generan problemas importantes en la dinámica familiar(Ejemplos: negarse a acudir con la familia a un evento importante, demandas desmesuradas)

Conductas del cesto C


  • Conductas inadecuadas que no generan riesgos por sí mismas y no generan problemas importantes en la dinámica familiar (Ejemplos: andar descalzo, decir tacos, no querer comer lentejas, no seguir las normas de ‘urbanidad’, comer con los dedos, levantarse de la mesa)


A efectos didácticos se aplica la denominación de ‘cesto’ a cada una de las tres categorías.

La actuación de los padres debe venir determinada por la calificación que se establezca para cada conducta incorrecta. Si la conducta corresponde al cesto A, la prioridad está en reprimir la conducta, pues de lo contrario se podrían derivar consecuencias inaceptables. Por tanto, en esta situación no se discute, no se argumenta, no se grita; simplemente se reprime la conducta y el adulto impone su autoridad. Ciertamente, es posible que el niño no mejore sus habilidades básicas, pero se habrá evitado un daño.

Las conductas del cesto C son las más frecuentes y, por tanto, la causa más común de discusiones domésticas. La creencia popular es que si los padres no intervienen, pierden su autoridad y el niño cada vez será peor educado, consentido y rebelde. Ciertamente los padres van a perder su autoridad si intentan reprimir la conducta y no lo consiguen. Por el contrario, si los padres consiguen reprimir la conducta, puede desencadenarse una situación extremadamente estresante para la familia y el niño, sin que necesariamente hayan mejorado las habilidades cognitivas subyacentes al problema. Difícilmente es soportable en un entorno familiar una lucha diaria para conseguir que el niño controle permanentemente situaciones que le son muy difíciles a causa de sus pocas habilidades para regular la conducta (flexibilidad, impulsividad, baja tolerancia a la frustración, etc.). Lo adecuado en las situaciones C es ‘por ahora no intervenir’. No prohibir, sin que ello signifique aceptar que tal conducta es adecuada. De este modo, la autoridad o influencia paterna no se resiente, puesto que no hay ninguna contravención de las reglas.

Las conductas del cesto B son las más importantes para incidir en la mejoría de las habilidades básicas. A partir de tales situaciones se intenta que el niño sea capaz de modular su conducta basándose en la reflexión, flexibilidad y autocontrol. Pero para ello será necesario seguir determinados pasos que permitan alcanzar estos objetivos.

Los pasos iniciales consisten en mostrarse empático, definir el problema e invitar al niño a encontrar una solución aceptable para él y para el adulto, en la cual ambos deberán ceder. La empatía facilita que el niño y el adulto conserven la calma. La definición del problema asegura que la preocupación del niño está sobre la mesa (si no conocemos cuál es la preocupación, deberemos averiguarlo). Algunas veces es necesaria la reafirmación como elemento adicional para mantener la calma. Se permite que el niño detecte que estamos haciendo algo ‘con él’ más que ‘a él’. Vamos a ver cómo podemos resolver este problema. Se debe ofrecer al niño la primera oportunidad para generar soluciones. En realidad no existen soluciones malas, sólo soluciones no realistas o no satisfactorias mutuamente. Por tanto, se debe alcanzar una solución ingeniosa, entendiendo como tal cualquier solución en la que padres e hijo están de acuerdo, además de ser una alternativa realista y mutuamente satisfactoria. En realidad, lo importante no es quién ‘gana’, sino el proceso en sí mismo.

Resume todo el proceso. Estructura del Collaborative Problem Solving.


Principio básico:

la conducta es una función cognitiva. Los problemas de conducta se deben a un retraso en el desarrollo de las funciones necesarias para ser flexible y tolerar la frustración

Toda conducta puede

Cesto A: imposición del adulto

Cesto B: para resolver de forma conjunta el problema se precisa:


  • Empatía

  • Definir el problema

  • Invitación

Cesto C: ignorar determinadas conductas



El CPS pretende:

– Entender los déficit ejecutivos o emocionales que están debajo de cada uno de los comportamientos oposicionistas. El adulto, orientado por el terapeuta, debe conocer cuáles son los mecanismos cognitivos que hacen que el niño reaccione de una determinada forma.

– Ayudar al adulto a identificar y usar las tres estrategias básicas para mejorar las habilidades que requiere el niño para ‘aprender’ las conductas correctas.

– Ayudar al adulto a reconocer el impacto de cada una de las tres estrategias en sus interacciones con el niño.

– Ayudar al niño y al adulto a convertirse en expertos en el CPS como una manera de resolver las discrepancias y reducir las situaciones potencialmente conflictivas, de forma que se mejore la compatibilidad entre ambos.

Este acercamiento es un modelo psicosocial de tratamiento polifacético en el que se intenta enseñar las habilidades cognitivas deficitarias que tienen estos niños, para lo cual se parte de la idea de que muchos TOD tienen su origen en una disfunción

ejecutiva. El objetivo principal de este programa es ayudar a los adultos a colaborar de forma efectiva con el niño para resolver aquellos problemas o situaciones que precipitan la conducta explosiva, y a ofrecer un espacio en el que, a través de la empatía, la negociación y el lenguaje, se favorezca la resolución conjunta de la situación problemática.


Finalmente, hay que tener en cuenta, como afirma Greene [19], que ‘la mayor premisa de esta aproximación es considerar que el niño no escoge ser explosivo o ir en contra de las normas

–de la misma manera que un niño no escoge tener dificultades en la lectoescritura–, sino que presenta un retraso en estas habilidades que son cruciales para ser flexible y tolerar la frustración’.


INTERVENCIÓN CON FÁRMACOS

Los fármacos pueden ser de gran ayuda, puesto que inciden sobre el funcionalismo alterado del sistema nervioso relacionado con la conducta disruptiva. Los fármacos más usados son:

Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (sertralina, fluoxetina, paroxetina). Indicados cuando existe un componente importante de ansiedad o conducta obsesiva.

Estimulantes, inhibidores selectivos de la recaptación de dopamina (metilfenidato). Indicados cuando existe comorbilidad con el TDAH y el problema conductual está relacionado con la impulsividad, el autocontrol o la dificultad para procesar la información del entorno. Es necesario usar el metilfenidato de acción sostenida con el fin de obviar el efecto rebote que por sí mismo puede empeorar la conducta en el entorno familiar. También es preciso no hacer descansos de fin de semana o vacaciones terapéuticas.

Inhibidores selectivos de la recaptación de noradrenalina (atomoxetina). También indicado para el TDAH, es indicado cuando exista un componente de ansiedad.

Antipsicóticos atípicos (risperidona, aripiprazol). Únicamente el primero está autorizado para su utilización en niños y tiene como indicación en su ficha técnica los problemas de conducta en niños con trastorno de espectro autista. Pueden ser usados en casos de conducta agresiva de carácter grave. Asimismo, la risperidona es un fármaco excelente para el control de los tics.

El enfoque óptimo será el que de forma razonable y sensata aporten, de forma aislada o conjunta, las técnicas conductuales y la prescripción del fármaco o fármacos adecuados.


EN EL BLOG DE NOTICIAS EN ESTE ENLACE TENÉIS UN RESUMEN DE UN TRABAJO SOBRE TRASTORNO OPOSICIONISTA DESAFIANTE EN EL ADULTO 


http://tdah-noticas.blogspot.com/2011/11/trastorno-de-oposicion-desafiante-en.html

sábado, 22 de enero de 2011

GUÍA PRACTICA DE TDAH


Guía de práctica clínica sobre el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDA-H) en niños y adolescentes, del sistema nacional de salud (SNS). Esta guia ha sido revisada por expertos españoles en TDAH y cuenta con el aval de asociaciones de pacientes y sociedades científicas españolas implicadas en su atención.

http://marenas.files.wordpress.com/2011/01/guia-tdah.pdf

marenas.files.wordpress.com

sábado, 1 de enero de 2011

La Automedicación relaciona el trastorno por déficit de atención e hiperactividad con adicciones.


El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es muy conocido en la infancia y hasta hace unas décadas se creía que disminuía en la adolescencia hasta desaparecer en la vida adulta.
No obstante, a partir de los años noventa se ha encontrado en diferentes estudios que el TDAH persiste en la vida adulta y, de hecho, entre un 3 y 6 por ciento de la población general presenta este trastorno, esto supone que entre el 40 y el 79 por ciento de los casos infantiles persisten en la vida adulta, presentando los mismos síntomas centrales que en la infancia: desatención, hiperactividad e impulsividad.
Al estudiar el TDAH en adultos, se ha encontrado que estaba fuertemente asociado al consumo de alcohol y drogas. Así, entre el 17 y el 45 por ciento de los adultos con TDAH presentan abuso o dependencia de alcohol, y entre el 9 y el 30 por ciento, abuso o dependencia de otras sustancias.
Además, entre el 10 y el 30 por ciento de los adultos con trastorno por uso de sustancias presentaban TDAH de niños y los síntomas del mismo han continuado hasta la vida adulta y el 20 por ciento de los adultos que buscan tratamiento para un trastorno por uso de sustancias presentan TDAH.

La relación entre el TDAH y los trastornos por uso de sustancias no está aclarada todavía y existen varias entre ellas tenemos la hipótesis de la automedicación.
El TDAH se medica con fármacos psicoestimulantes y los sujetos con TDAH consumen cocaína u otros estimulantes para automedicarse los síntomas del trastorno que sufren, ya que estos estimulantes ilegales tendrían efectos parecidos a los de las medicaciones usadas para tratar este trastorno.
Para poner a prueba esta hipótesis, se evaluaron 249 pacientes que acudían buscando tratamiento a una unidad de conductas adictivas, relacionando el posible diagnóstico de TDAH con las sustancias que consumían los sujetos. Si la hipótesis de la automedicación fuera cierta, el TDAH se tendría que haber relacionado más con el consumo de cocaína que con cualquier otra sustancia.
Otro factor o causa de la relación entre TDAH y consumo de tóxicos , está en la hiperactividad del niño o adolescente con TDAH, la busca de nuevas sensaciones junto a su déficit de control de impulsos puede hacer que el adolescente con TDAH de forma impulsiva o mas bien poco reflexiva pueda iniciarse al consumo de sustancias sin valorar el riesgo que contrae con ello. Una vez probadas esta, sobre todo el caso de la cocaína puede mantenerse el consumo a la cocaína por AUTOMEDICACION y así controlar la clínica de su TDAH
La AUTOMEDICACION, que en el caso de las adiciones supone un refuerzo mas para la adicción a la droga. Pongamos un ejemplo. Un depresivo puede tomar accidentalmente cocaína, y sin darse cuenta al ser la cocaína un euforizante va a mejorar de su cuadro depresivo, de tal forma, que puede darse consumo de cocaína en bajas dosis, no con el fin de buscar un estado euforizante, sino realmente porque el paciente depresivo se encuentra mejor de animo con el consumo de cocaína en bajas dosis. Por ello se llama AUTOMEDICACION, porque el paciente se vuelve toxicómano por que busca sin darse cuenta una mejoría de su cuadro depresivo. En el TDAH, los médicos hablamos del efecto paradójico de la cocaína en el TDAH, este fenómenos no se da en todos los pacientes con TDAH, solo se dá en algunos, puede tanbien que este fenómeno paradójico del consumo de cocaína en pacientes con TDAH se deba a que haga un consumo bajo de cocaína que en el fondo es un estimulante, mejora de su clínica teniendo un efecto relajante en vez de euforizante como es de esperar en el consumo de cocaína.
En mi blog de mis pacientes con tdah en ANTONIO EL FUNCIONARIO, que se puede ver en esta dirección http://pacientestdah.blogspot.com/2010/08/antonio-funcionario.html cuento un paciente con efecto paradójico a la cocaína. Que podría aclararnos mas fácilmente el efecto paradójico de la cocaína y entender el camino al consumo de tóxicos de un adolescente con TDAH

miércoles, 22 de diciembre de 2010



La Guía de Práctica Clinica sobre el TDAH en niños y adolescentes es un documento muy interesante elaborado con la colaboración de la FEAADAH.

La elaboración de está guía páctica realizada por expertos hace un repaso, con la metodología más rigurosa, de las evidencias científicas sobre el TDAH y ha sido sometida a revisión experta.

Os recomendamos que os descargueis a traves de este link:


http://aunets.isciii.es/ficherosproductos/61/AATRM_2007-18.pdf