viernes, 13 de diciembre de 2013

DR. RUSSELL A. BARKLEY, "IMPORTANCIA DE LAS EMOCIONES EN EL TDAH"

CONCLUSIONES DE LA PRIMERA SESIÓN DE MAÑANA DE LA PONENCIA DEL DR. RUSSELL A. BARKLEY, "IMPORTANCIA DE LAS EMOCIONES EN EL TDAH "

Por Eva Molero



TDAH Y MANEJO DE LAS EMOCIONES

Trabajar la impulsividad emocional en el TDAH es prioritario, pues son personas muy excitables, que expresan sus estados de ánimo de forma muy vehemente y visceral. Si hay un rasgo que caracterice su personalidad, es el tener siempre las emociones a flor de piel, y ello ocurre tanto con las buenas o positivas como con las no tan buenas. Y es ahí exactamente donde radica el problema, pues no tienen el autocontrol necesario que al resto de personas ayuda a frenar esas manifestaciones explosivas de pensamientos, sentimientos y emociones.

Todo esto en un niño con tres años es aceptado, pero no es así en un adulto con 30 o incluso en un adolescente con 14, por lo que las consecuencias de esta falta de control emocional son devastadoras en sus relaciones con los amigos, el trabajo, la familia, la pareja, la escuela…  
Aún así Barkley señala, que estas  manifestaciones emocionales en sí mismas, pese a ser más evidentes en las personas con TDAH,son las normales que tendría cualquiera en la misma situación, no son infundadas y sin venir a cuento. Así por ejemplo, ante una situación en la que se vean culpados de algo injustamente, en la que una persona sin TDAH controlaría su ira o enojo, ellos reaccionaran de forma “explosiva” y poco ponderada contra el causante de dicha injusticia, sea este, profesor, padre,jefe o quién quiera que sea.
En este punto el Dr. Barkley señala, que es importante distinguir el TDAH del Trastorno del Ánimo, ya que en este último, la labilidad emocional es del todo irracional y se produce sin motivo alguno. Además su curso en el tiempo es continuado y perdurable, no así en el caso de las explosiones emocionales en el TDAH, que son puntuales y provocadas siempre por alguna causa real que lo desencadena en ese preciso momento.


INSTRUIR O MOTIVAR

Ante esta cuestión Barkley señala que la intervención en el TDAH no debe ir encaminada a enseñarles a interiorizar normas y valores, pues el TDAH no es un problema de no saber, sino de no saber cómo gestionar o qué hacer con lo que ya se sabe. La información y el aprendizaje lo tienen, no se trata de que no sepan qué está bien o qué está mal, el problema es que  no saben cómo llevarlo a la práctica y de ahí sus problemas de conducta y continuos errores. Es por ello por lo que Barkley denomina al TDAH como un TRASTORNO DEL RENDIMIENTO.
Por otro lado, las personas con TDAH tienen muchas dificultades a la hora de retrasar la gratificación, pues no saben automotivarse ante resultados positivos a largo plazo.  Barckley se refiere a ello como un TRASTORNO DE LA MOTIVACIÓN. Sólo ven el aquí y el ahora, por lo que si retrasamos las consecuencias o gratificaciones, fracasaremos en nuestro intento de intervenir en sus dificultades.

Este déficit de motivación es lo que explica que el trabajo de terapia en las clínicas alejadas del entorno natural donde se producen las dificultades,  no suela ser  efectivo, pues carece de los factores de puntualidad e inmediatez necesarios.  
Así lo ideal de estas intervenciones, según Barkley, sería con los padres en casa, o con los maestros en el aula, en definitiva, en el lugar donde se está produciendo la desadaptación. Pero como esto es complicado de llevar a cabo, es por ello por lo que insiste en la importancia de que padres y  docentes reciban formación,  para así, aprender las estrategias y los recursos necesarios para atender de una forma óptima, in situ, las dificultades que se presenten en el momento concreto.

También destacó las técnicas que se centran en reforzar las habilidades para hablarse a sí mismo, como las denominadas  autoinstrucciones.

Igualmente subrayó la importancia del REFUERZO POSITIVO para estimular la motivación. Y en ponencias posteriores, se volvió a insistir sobre este valiosísimo recurso consistente en centrarnos más en elogiar procesos y no tanto resultados, así como la importancia de ajustar las metas y los objetivos de una forma realista,evitando de este modo, la frustración que conlleva el fracaso. Es por ello por lo que no podemos pedir a un niño con hiperactividad que no pestañee durante el transcurso de una jornada escolar de cinco horas. Es fundamental asegurarnos deque le estamos ofreciendo la posibilidad de tener éxito para así poder reforzar esas conductas positivas y si en vez de pedirle esas cinco horas, bajamos el margen hasta un nivel que para él sea alcanzable, conseguiremos reforzar su logro y así poco a poco iremos subiendo el nivel de exigencia, pero siempre asegurándonos que no estamos exigiéndole por encima de sus posibilidades.

En definitiva, lo importante en las personas con TDAH, no es tanto enseñarles lo que deben de hacer (pues como se ha dicho antes, ya saben distinguir lo que está bien y mal) o castigar sus fracasos, sino trabajar la motivación, con la finalidad de que utilicen y apliquen lo que ya saben. Y la forma más efectiva de conseguir esta motivación es aplicando refuerzos positivos recompensando las conductas deseables, de forma inmediata y puntual, a través del mero reconocimiento y en el momento y lugar exactos. Consiguiéndose así el doble efecto del afianzamiento de las conductas positivas  y la modificación de las no deseables. 


Eva Molero

Como punto final me quedo con una frase del Dr. Russell A. Barkley, que aunque expresa algo que todos sabemos más que sobradamente, resulta especialmente dura dicho en boca de una persona con su experiencia y conocimiento: “Nuestros niños y niñas con TDAH,sufren mucho en una etapa en la que deberían ser felices”.


Eva Molero 

(Esta nota, es el resultado de los apuntes que a lo largo de las jornadas en directo, pude ir recogiendo. Evidentemente no se trata de una prescripción literal sino de las conclusiones  que a mi modo de ver me han parecido más destacables)

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