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Afirma que lo primero que experimenta el paciente cuando
recibe el diagnóstico es “el gran alivio de saber qué es lo que le pasa”
El psiquiatra Josep Antoni Ramos Quiroga es el coordinador
del Programa de TDAH del Hospital Universitario Vall d'Hebron de Barcelona y
está especializado en el tratamiento de adultos. Para explicar por qué el
diagnóstico en adultos es “muchísimo más fácil” que en niños, compara el TDAH
con una película: “al ser un trastorno crónico que se inicia en la infancia, el
adulto nos permite ver su película en 30 fotogramas, uno por cada año de vida,
mientras que en la película de un niño solo ves cinco, seis o siete
fotogramas”.
¿Cuál es su visión del TDAH?
Es un trastorno que se inicia en la infancia y que, en muchos
casos, perdura a lo largo de la vida y puede llegar a la edad adulta. Es el
TDAH juegan un papel importante alteraciones que tienen que ver con la
maduración cerebral y el neurodesarrollo. Por desgracia, todavía no se conoce
bien a nivel social porque se vincula con exceso a errores educativos, incluso
hasta llegar a cuestionar su existencia. Realmente, las personas que estamos
día a día con pacientes, y que intentamos resolver los problemas que tienen,
vemos lo que sufren, ya de niños, así como sus familias. Si no lo hacemos bien,
tenemos unos altos costes personales y sociales. Si lo hacemos bien, en la gran
mayoría de los casos se pueden reducir esos costes.
Está especializado en el tratamiento de adultos con TDAH,
¿cómo es el paciente que ve habitualmente?
Se pueden diferenciar tres tipos. El primero sería el
paciente en tratamiento desde la infancia, cuyo trastorno persiste al llegar a
la edad adulta, y al que los especialistas en Psiquiatría infantil derivan al
servicio de adultos. En la gran mayoría de los casos hay una evolución buena.
Otro perfil es el adulto joven no diagnosticado de pequeño
que llega a la consulta con excesivas problemáticas. Es más difícil empezar el
tratamiento porque ya hay muchos costes que vienen desde el pasado y que
limitan la buena evolución. Aún así, es posible tratarle y que las cosas
mejoren.
El tercero sería el paciente derivado desde centros de
drogodependencias. Hoy día, el médico experto en drogas ya tiene un buen
conocimiento sobre el TDAH y diagnostica el trastorno en ese paciente adulto,
que no había sido diagnosticado de pequeño.
¿Qué busca el adulto cuando llega a la consulta?
¿Tratamiento? ¿Información?
Busca resolver problemas que tiene desde hace muchos años y
que están afectando a su vida. Emocionalmente, me cuesta ver a gente que,
después de hacer el diagnóstico, rompe a llorar porque se da cuenta de que ha
sufrido muchos años por algo que tiene un tratamiento y que es relativamente
fácil de diagnosticar.
¿Hay casos en los que, al diagnosticar a niños con TDAH, se
observa que algunos padres tienen el mismo trastorno?
Es una situación bastante frecuente. Al diagnosticar a un
niño con TDAH, uno de los padres se puede ver identificado porque de pequeño
tenía los mismos síntomas, síntomas que continúan y le dan problemas, pero no
entiende por qué. Al ver que eso mismo que le sucede a él tiene un nombre y una
solución, suelen consultar.
¿Qué herramientas utiliza el especialista para diagnosticar
el TDAH en adultos?
El diagnóstico en adultos es muchísimo más fácil que en
niños porque, al ser un trastorno crónico que se inicia en la infancia, el
adulto nos permite ver su película en 30 fotogramas, uno por cada año de vida.
Si nos pasan una película con solo cinco fotogramas, a no ser que salga el
personaje clave, seguramente el diagnóstico será más difícil. En los adultos
puedes ver como en todas las etapas de la vida han existido esos síntomas y han
producido un impacto negativo en la evolución de la persona.
El psiquiatra detalla cómo es el diagnóstico en adultos.
Los instrumentos de evaluación han mejorado muchísimo. El
diagnóstico del TDAH es clínico, con una entrevista con el paciente y, si es
posible, con algún familiar que conozca a esa persona desde la infancia. Pero,
además, tenemos instrumentos, como entrevistas semiestructuradas, para revisar
cada uno de los 18 síntomas del TDAH en la infancia y en la edad adulta, que
ponen ejemplos para que el paciente se pueda ver identificado y que evalúan el
impacto en diferentes áreas de la vida del paciente.
También tenemos entrevistas que permiten evaluar el
trastorno en adultos que consultan no por el TDAH, sino por problemas de
drogas, que permiten un diagnóstico diferencial de si esos síntomas del TDAH
son por las drogas o por el propio TDAH.
Luego hay una serie de escalas que permiten evaluar la
intensidad de los síntomas del TDAH e, incluso, escalas que pueden ayudarnos
para cuantificar el impacto funcional que tiene el TDAH.
Una vez diagnosticado el TDAH, ¿cuáles son los pasos a
seguir?
En el caso del adulto no se diferencia a lo que hacemos en
niños o adolescentes. El primer paso, que es fundamental y que tendría que ser
universal para todo paciente, es transmitir desde la visita médica aspectos de
psicoeducación: qué es el TDAH, qué implica, qué posibilidades tenemos de
manejo, etc. Afortunadamente, es un trastorno que tiene diferentes opciones,
que tendremos que aplicar, combinadas o no, en función de las características
del paciente, del tipo de TDAH, de la gravedad que tenga y del impacto.
Una vez hecho este aspecto psicoeducativo, es muy
importante, conjuntamente con el paciente, pactar y dialogar sobre cuál va a
ser el tratamiento más adecuado e idóneo para él. Habrá pacientes que empezarán
con un tratamiento psicológico cognitivo-conductual o, incluso, unas sesiones
de psicoeducación, que puede ser suficiente para manejar los síntomas; otros
casos mucho más graves empezarán con tratamiento farmacológico asociado al
tratamiento psicológico; y en otros casos, dependiendo de los síntomas que
tengan, a lo mejor solo aplicamos el tratamiento farmacológico.
¿En el caso de los adultos también es importante cambiar
hábitos y corregirlos?
Sin duda. Es fundamental y, de hecho, es una de las grandes
diferencias que tenemos entre niños que llegan a la edad adulta con TDAH y
adultos diagnosticados en la edad adulta. ¿Por qué? Porque la gran mayoría de
esos niños han recibido psicoeducación y pautas a nivel conductual: manejo de
la agenda, control de la ira, gestión del tiempo… Esto en los adultos también
va a ser útil, pero hay que empezarlo en una edad más avanzada en la cual hay
muchos hábitos y creencias de cómo se ve uno a sí mismo que tendremos que
modificar. Eso, afortunadamente, es posible gracias a los diferentes
tratamientos de tipo psicológico que existen.
¿El tratamiento farmacológico es tan efectivo en los adultos
como en los niños?
Es curioso que, quizá, el TDAH es el único trastorno
psiquiátrico en el que hay muchísimas más evidencias científicas de la eficacia
y seguridad de los psicofármacos en niños que en adultos. Los estudios en
adultos muestran que los estimulantes son tratamientos muy eficaces para el
TDAH, quizá menos que en niños, pero, aún así, tienen una eficacia superior a
la que puede tener cualquier antidepresivo para el manejo de la depresión en la
población adulta. Y los fármacos no estimulantes también han demostrado una
eficacia importante en el tratamiento de los adultos con TDAH.
¿Cuáles son los primeros cambios que nota el adulto cuando
empieza el tratamiento?
El adulto, en comparación con los niños, tiene muchísimas
más variables que manejar al mismo tiempo. El niño tiene una familia que puede
marcar unas pautas, unos hábitos y un control de la agenda, pero el adulto no,
tiene que ser él mismo quien gestione eso y tiene muchas más variables que
gestionar en su vida. Eso hace que, paradójicamente, a veces ser más intensa la
repercusión del TDAH en el adulto.
Lo primero que experimenta el adulto cuando viene a la
visita es el gran alivio de saber qué es lo que le pasa y de entender por qué
le pasa, y eso ya es muy importante. Si conseguimos trasladarle rutinas en el
manejo de la agenda; en el control de la ira, de la impulsividad y de la
hiperactividad; y hábitos para no perder objetos y poder mejorar la atención,
vemos que va mejorando. El gran impacto del abordaje farmacológico es que
realmente esa persona tenga la capacidad de mantener la atención. Si lo combinamos
con tratamiento psicológico haremos que esa persona aprenda cómo manejar la
atención y utilizar el autocontrol.
¿Qué consecuencias tiene que el adulto con TDAH no esté
tratado?
Bajo mi punto de vista, el TDAH se ha banalizado en muchas
ocasiones y se ha circunscrito solo a un hecho de buen o mal comportamiento, o
a un hecho de buenas o malas notas. Si uno revisa la literatura científica,
puede observar como el TDAH se asocia en algunas ocasiones a conductas
delictivas y antisociales en algunos pacientes. En estudios en prisiones se
observa que hay hasta un 25 o 30 por ciento de pacientes en prisión que tienen
TDAH. Esta es una de las consecuencias más negativas del TDAH. Afortunadamente,
eso solo sucede en el 10 por ciento de las personas con TDAH y suele ser
habitual que sean personas que nunca han recibido un diagnóstico, que nunca han
hecho un tratamiento correcto y que han tenido un ambiente cotidiano
distorsionado.
Otro de los impactos importantes, que va muy asociado a la
criminalidad, es el consumo de tóxicos. A lo largo de la vida, el 40 por ciento
de los pacientes va a tener un trastorno por uso de sustancias. A los clínicos
saber eso, que obviamente no es positivo, nos da la oportunidad inmensa de
poder hacer una prevención desde la edad infantil. Hay día hay excelentes
tratamientos a nivel psicológico para prevenir esas conductas en el ámbito de
las drogodependencias e, incluso, tratamientos farmacológicos que pueden
reducir ese riesgo en la infancia y la adolescencia.
Otra consecuencia negativa que tiene el TDAH son las
situaciones que vinculan el déficit de atención y la impulsividad con los
accidentes de tráfico. Los estudios en ese sentido son bastante contundentes en
cuanto a las estadísticas de accidentes y multas por exceso de velocidad entre
pacientes con y sin TDAH.
¿Cómo evolucionan el déficit de atención y la hiperactividad
en la edad adulta?
Habitualmente, el déficit de atención se mantiene de una
manera muy constante a lo largo de la vida, los síntomas no cambian de forma
importante. En cambio, en la hiperactividad sí que encontramos cambios, incluso
en la expresión de esa hiperactividad. No es tan externa, de alguien que no
para de moverse, sino más interna. Las personas se sienten muy incómodas cuando
tienen que estar sentadas, les cuesta relajarse, tienen un movimiento constante
de los pies o de las manos…
En cuanto a la impulsividad, está en un término intermedio;
mejora con la edad, pero no tanto como la hiperactividad y, de hecho, en muchas
ocasiones la impulsividad deriva a otros síntomas muy importantes en el TDAH,
como la inestabilidad emocional. En los adultos, esa inestabilidad emocional,
que ya existe muchas veces en la infancia, puede persistir en la edad adulta:
los cambios constantes de ánimos, la dificultad para controlar los impulsos,
para tolerar la frustración, para adaptarse al cambio…
¿Se puede predecir cómo evolucionará el TDAH?
Hoy día hay suficientes datos, a diferentes niveles, que nos
permiten predecir la mala evolución del TDAH. Un paciente con TDAH que, además,
tiene muchísimo trastorno de conducta, un trastorno disocial o un trastorno
negativista-desafiante muy intenso, tendrá especial riesgo y especial
vulnerabilidad a una mala evolución posterior.
Un ambiente psicosocial adverso o un contexto de pocos
recursos económicos, de poco apoyo y poca estructura familiar, también es una
situación de riesgo para una mala evolución del TDAH. Además, a nivel genético
empiezan a salir trabajos que demuestran que hay una cierta asociación entre
determinadas variantes genéticas y el mayor riesgo de drogodependencia en estos
pacientes.
El TDAH y la adicción a las nuevas tecnologías.
Lo importante es que el médico, de forma individualizada,
evalúe los riesgos de cada paciente y que tengamos la posibilidad de hacer una
prevención intensa. Quienes se quedan con el discurso de que esto no existe, de
que es una cuestión social, están muy lejos de la realidad. Las primeras
descripciones del TDAH y los primeros fármacos son del siglo pasado; la primera
molécula que demostró cierta eficacia se descubrió en 1936 y las primeras
descripciones clínicas son de 1902. Si nos quedamos con este discurso de salón,
predicado por gente que o no tiene que lidiar con los problemas de los
pacientes con TDAH día a día, evolucionará hacia lo que yo llamo “TDAH con
metástasis”, con otras problemáticas.
¿Qué mensaje en positivo da a las personas recién diagnosticadas
con TDAH?
Para mí, lo más positivo es, primero, que tenemos recursos
para lidiar con el TDAH y un buen conocimiento. Todavía nos faltan muchas cosas
por conocer, desde luego, pero no hay temas cerrados en la medicina. Es un tema
científico que vamos conociendo a medida que vamos caminado, pero, hoy día,
tenemos buenas alternativas.
Cuando el adulto llega a la consulta lo importante es
focalizar la atención en aquello que ha ido muy bien durante los años, no en lo
que ha ido mal.
Y, si hablamos de niños y adolescentes, lo importante es el
aspecto preventivo. Conocemos mucho de lo que pasa con el TDAH a lo largo de
los años y tenemos que poner todos los esfuerzos para hacer prevención, sobre
todo de las drogas, pero no solo de las ilegales, también del tabaco. Siempre
me gusta decirles que el TDAH no les va a matar, pero el tabaco, si no hacemos
algo en ese sentido, sí que va a tener consecuencias más dramáticas.
fotos de Maria Muñoz
4 comentarios:
Muchas gracias por compartir toda esta información. Ojalá los equipos de Salud Mental actuaran de acuerdo con todo lo que se publica sobre este tema. Es desalentador que, una vez que se conoce el problema y se sabe que es posible un tratamiento efectivo, no haya forma de encontrar quien pueda aplicarlo. Por fortuna hay profesionales como usted que, con esta labor de difusión, van poquito a poco concienciando a la sociedad (médica y no médica) sobre las dificultades de las personas con TDAH.
GRACIAS.
Realmente no he encontrado quién me lo diagnostique. En repetidas consultas me han dicho que esto no existe en los adultos, o que tengo stress, o que tengo depresión...Me siento plenamente identificada con la mayoría de los síntomas que se describen; tal vez la edad me ha aplacado la hiperactividad, más sigo siendo impulsiva, dispersa y esto ha socavado mi autoestima. Si bien he logrado estudiar, ha sido en plazos más largos que el resto, si bien entendía al rato no recordaba nada o no sabía como armar el rompecabezas. De leer un cuento y luego no saber contarlo... Tengo 57 años, no tengo paciencia para los ejercicios que se plantean..los mantengo un rato y ya después no los hago más. Ojalá que se cree un protocolo donde todos puedan tener acceso al diagnóstico temprano.
muchas gracias por este blog y especialm este articulo. Tengo 42 años y grandes sospechas de ser TDAH, voy a tratar de ponerme en contacto con profesionales para el diagnost. es muy doloroso. gracias de nuevo
Gracias por vuestros comentarios. Para Ayran, mira en tu ciudad que seguro que hay una asociacion de afectados del TDAH, Ellos te podrán informar de un medico cercano ati que te pueda disgnosticar o descartar el cuadro.
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