MADRID,. (EUROPA PRESS) –
Entre el 30 y 40 por ciento de los adultos con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) son consumidores de alcohol u otras drogas, siendo la cocaína la sustancia de mayor abuso, según han señalado desde la Clínica IVANE, situada en el Hospital Nisa Aguas Vivas (Valencia).
“Cuando se estudian las distintas condiciones que pueden resultar un factor de riesgo para el consumo de sustancias, uno de los elementos destacados son las distintas dimensiones de los rasgos de personalidad. En este sentido, es fundamental investigar si el paciente en cuestión ha padecido TDAH en la infancia”, ha asegurado el psicólogo de la clínica, Fermín Ferrero.
Esta situación da lugar a dudas en torno a la aparente contradicción ya que el TDAH se caracteriza por un elevado nerviosismo, inquietud y falta de concentración y la cocaína es una droga estimulante no caracterizada por ser calmante.
LA COCAÍNA RELAJA EL CEREBRO
Esto es así porque el consumo de cocaína tiene como efecto disminuir el foco de atención en unas pocas cosas manejables para la persona. El TDAH, por su parte, hace que se capte demasiada información hasta tal punto que nuestro cerebro es incapaz de procesar todo lo captado y, por ello, reacciona con nerviosismo.
Como el consumo de cocaína cierra el foco de atención a unas pocas cosas, el cerebro se relaja y es capaz de enfocar mejor a una o pocas actividades o estímulos, pudiendo concentrarse en sólo una o dos cosas.
Esto es congruente con la medicación contrastada que usualmente se receta a los niños con este mismo trastorno, los psicoestimulantes, y que como su propia palabra indica provoca una acción de enfoque a nivel psicológico en los pacientes que sufren TDAH, según los expertos.
NO SOBREMEDICARSE
Como prevención de esta situación, el experto explica que cada vez hay una mayor población infantil sobrediagnosticada y sobremedicada por este trastorno.
Por ello, “debemos abogar por una máxima racionalización tanto de los diagnósticos fiables y multidisciplinares por profesionales expertos, así como plantear alternativas terapéuticas efectivas, biológicas, psicológicas y educacionales”.
La finalidad es “dotar desde la infancia el máximo bienestar posible a estos niños y evitar una vulnerabilidad adquirida para que se desarrollen dificultades psicológicas o trastorno mentales en la adolescencia y, consecuentemente, disminuir la actual prevalencia de consumo de drogas y adicciones en personas adulta que padecen TDAH”, ha concluido.
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